Por Sujeili Padilla
-Nuestra responsabilidad va más allá de la educación formal; es crear una nueva ciudadanía y fortalecer una cultura de paz e igualdad, expresó el rector Enrique Graue Wiechers a sus homólogos
–Debemos trabajar en la defensa de los derechos de la mujer, por el bien de la democracia, agregó la rectora Dolly Montoya Castaño
-Es un piso mínimo que reconoce este tipo de violencia y ofrece alternativas para transformar la realidad, señaló Tamara Martínez Ruíz
Coneme / Rectores y vicerrectores de más de una veintena de instituciones de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe suscribieron hoy la “Declaración Tolerancia Cero hacia la Violencia de Género en las Universidades”.
El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, en su calidad de presidente de la Red de Macrouniversidades, destacó el poder transformador que tienen las instituciones de educación superior, la influencia que ejercen en millones de personas, y su enorme potencial para desarraigar prácticas culturales nocivas, y afirmó:
“Nos unimos en este acto para convocar a todas las universidades, a sus miembros y comunidades, a buscar la verdadera igualdad, a erradicar la exclusión, los intentos de dominación y la violencia en contra de las mujeres, en cualquiera de sus manifestaciones”.
Acompañado por la rectora de la Universidad Nacional de Colombia y presidenta de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, Dolly Montoya Castaño; así como por la coordinadora para la Igualdad de Género de la UNAM, Tamara Martínez Ruíz, el rector Graue aseveró que la firma simbólica de la declaración conjunta responde, de manera explícita, a tomar todas las medidas necesarias para erradicar por completo, con cero tolerancia, la violencia hacia las mujeres en las instituciones de educación superior.
En el evento “Acciones por la Igualdad de Género en las Macrouniversidades de América Latina y el Caribe”, Montoya Castaño subrayó que la violencia hacia las mujeres es una degradación a lo humano, un retroceso enorme en el progreso y en el proyecto de hacer más amable la vida en comunidad; representa además, una grave deuda histórica.
“Como universidades debemos trabajar en la defensa de los derechos de la mujer y para garantizar su participación en las diferentes esferas de la vida social, por el bien de la democracia”, acotó.
Educación contra la violencia y las desigualdades
Al continuar su mensaje, Graue Wiechers expresó que la educación —en todos los niveles— juega un papel esencial para acabar con la violencia de género, una de las primeras dimensiones en donde se incuban y alimentan otras formas de violencia.
Remarcó que la responsabilidad de esta Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe, va más allá de la educación formal y disciplinaria: “Nuestro deber está en crear una nueva ciudadanía y con ello fortalecer una cultura de paz y de igualdad”.
Reconoció que pese a los avances generados en el último cuarto de siglo en materia de igualdad y en contra de la violencia, aún existen grandes y profundas asimetrías: tres de cada 10 mujeres de la región han sufrido violencia doméstica a lo largo de su vida; 60 por ciento trabaja en la informalidad, y la brecha salarial persiste así como las barreras para que ejerzan cargos directivos, ejemplo de ello es que solo 4.2 por ciento de las direcciones ejecutivas en la región las ocupan ellas.
“La violencia contra las mujeres y la desigualdad, motivada por razones de género, son dos de los más serios y urgentes problemas contemporáneos; son, además, temas transversales y complejos, que demandan decisión, compromisos y estrecha colaboración entre nosotros”, aseguró.
Señaló la convicción de las instituciones firmantes para crear mecanismos de igualdad y protección hacia ellas, que transformen de raíz prácticas que tanto laceran a nuestros países y nos anclan a un subdesarrollo cultural.
Previamente, Tamara Martínez Ruíz explicó que de acuerdo con ONU Mujeres, en la región una de cada tres niñas y mujeres sufre violencia y en México casi 11 mujeres son víctimas diarias de feminicidio. Por ello, las universitarias claman justicia y exigen -al igual que las personas de las diversidades sexo-genéricas- que se les escuche, que sus demandas sean atendidas.
“Mediante la firma de esta Declaración Tolerancia Cero buscamos contar con un piso mínimo que reconoce la existencia de la violencia de género en nuestras comunidades, pero también ofrece alternativas para transformar esta realidad: es necesario decir a nuestras comunidades que las escuchamos, que sus propuestas son importantes para atender este flagelo.
“Hoy les decimos a las personas agresoras que en nuestras universidades no se tolera la violencia de género ni ningún tipo de violencia; les hablamos a las personas en situación de víctima, que no están solas, y que trabajamos constantemente para buscar y mejorar los mecanismos que permitan tener comunidades libres de violencia”, subrayó.
Llamó a que nunca se acabe la capacidad de dialogar y de construir colectivamente en las grandes comunidades universitarias. “Las universidades igualitarias y libres de violencias contra las mujeres son fundamentales para garantizar la libertad y democracia en nuestras sociedades”, recalcó.
Compromiso académico
Al ofrecer la conferencia magistral “Tareas de las universidades en la construcción de equidad de género”, la rectora Dolly Montoya Castaño aseveró: las y los rectores, así como los académicos de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe declaran tolerancia cero hacia la violencia de género en sus instituciones, punto de partida colectivo de un compromiso académico institucional para seguir trabajando a favor de la igualdad, tarea liderada por muchos grupos de mujeres y hombres para lograr la equidad.
Hoy, agregó, niñas y mujeres del mundo transitan hacia un cambio cultural, hacia la comprensión de ser mujer como sujeto en la sociedad, partiendo del reconocimiento de sus singularidades, de la expresión de las inconformidades que viven y de los dolorosos
silencios con los cuales se ha naturalizado la violencia simbólica, psicológica, económica, patrimonial, física y sexual contra ellas.
En el acto protocolario participaron Jeri Ramón Ruffner de Vega, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú; Ramona Rodríguez Pérez, de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Manuagua; María Delfina Veiravé, de la Universidad Nacional del Nordeste, Argentina; y María Lilia Cedillo Ramírez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Además, Vahan Agopyan, de la Universidad de São Paulo, Brasil; Hugo Óscar Juri, de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina; Arturo Reyes Sandoval, director general del Instituto Politécnico Nacional; y Santos Guzmán López, de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Asimismo, el coordinador de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM, Francisco Trigo Tavera; y Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en México, entre otros.