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Por Rodulfo Reyes

Coneme / La renuncia de Luis Felipe Graham Zapata al PRI personifica el derrumbe en Tabasco del que fuera el partido más fuerte de México. En paralelo, la llegada del exsecretario de Salud al PVEM sitúa al verde en la antesala de ser la principal fuerza opositora en la tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador, habida cuenta del enanismo de institutos “grandes” como el propio tricolor, el PRD y el PAN.

Graham era la última figura de peso que le quedaba al Revolucionario Institucional, en cuyas filas –como comedia trágica– ya solo milita un exgobernador: Andrés Granier Melo, lo que, más que un plus, representa un lastre para el priísmo.

Ya no están en el PRI ni Roberto Madrazo Pintado ni Enrique Priego Oropeza ni Víctor Manuel Barceló ni Manuel Andrade Díaz; aunque todos se han ido por motivos diferentes, en conjunto suman un todo que ilustra la precariedad del otrora poderoso organismo político.

Para las elecciones intermedias de junio pasado, el tricolor estatal no invitó a participar a Luis Felipe, a pesar de que el grupo de Granier era el que movía los hilos del poder.

Graham fue secretario de Salud con Granier y le tocó enfrentar la ofensiva que le lanzó el exgobernador perredista Arturo Núñez Jiménez a su compadre Granier, aunque tras cinco años y unos meses de permanecer prófugo, pudo ganar todos los procesos que le inició el esposo de Martha Lilia López Aguilera.

La situación legal de Granier fue diferente a la de Graham: al final el exmandatario logró su libertad porque el nuevo gobierno tabasqueño de la llamada ‘Cuarta transformación’ no quiso seguir litigando en su contra, y con ello se “desvanecieron” los cargos que lo mantenían en prisión domiciliaria.

La relación de Graham con Granier hacía ver la posibilidad de que al extitular de Salud se le convocara a participar como candidato para los comicios del 6 de junio pasado.

Según contó ayer el médico alergólogo, hasta noviembre de 2020 (en diciembre se enfermó de Covid-19) el dirigente nacional priísta Alejandro Moreno Cárdenas no lo había querido recibir cancelándole tres reuniones programadas.

Una encuesta conocida por este columnista a finales del año pasado indicaba que Graham estaba mejor calificado que el propio Granier: no tenía el mismo rechazo ciudadano que el exgobernador.

Pero ni el PRI estatal ni el nacional le ofrecieron un espacio de participación conforme a su representatividad entre la militancia y la ciudadanía.

Graham Zapata se va al PVEM, en donde ya se encuentra su hijo Juan José como diputado plurinominal suplente, con el ofrecimiento de que a mitad de la Legislatura va a ocupar la curul de Miguel Vélez, el dirigente formal del partido.

El pastel al que aspiran partidos emergentes como el verde y Movimiento Ciudadano (MC) es apetitoso en razón del empequeñecimiento que se observa en institutos tradicionales que alguna vez fueron grandes como el propio PRI, el sol azteca y el blanquiazul.

La llegada de Graham al verde le representa a este una figura atractiva que le puede generar simpatías en esa reserva de votos que es el municipio de Centro.

Por lo pronto, MC ya no es el único con posibilidades de crecimiento por la afiliación del ex perredista Gerardo Gaudiano Rovirosa.

En la lona PRI, PRD y PAN, quedan “vivos” el verde y el partido de Dante Delgado, y en entre estos la diferencia la van a hacer las sumas que vayan haciendo de aquí al 2024.

¿Quién puede darle más sufragios a sus organizaciones de entre Graham y Gaudiano?