Mario Iván B. Ruíz
*En la actualidad es una enfermedad crónica con cura funcional, explica en entrevista Roberto Vázquez Campuzano con motivo del día mundial de la lucha contra este padecimiento, a conmemorarse el 1 de diciembre
Coneme / A 42 años de su descubrimiento en 1981, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) se desarrolla en una minoría de personas que carecen de acceso a tratamiento antirretroviral; quienes lo reciben pueden vivir con una expectativa igual a la de aquellas que no están infectadas, expresa el académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, Roberto Vázquez Campuzano.
Las personas infectadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) mueren, casi todas, de otra enfermedad, aunque la principal asociada a este virus es la tuberculosis, señala el también investigador del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos “Dr. Manuel Martínez Báez” (InDRE).
Entrevistado en ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, que se conmemora el 1 de diciembre, el médico epidemiólogo agrega: con el tratamiento antirretroviral, la inmunodeficiencia ya no es un factor para el desarrollo del padecimiento. Ahora se considera crónica con cura funcional, es decir, que con tratamiento ya no desarrolla enfermedades oportunistas asociadas.
Todavía no existe la erradicación del virus ni la cura clínica, pero la funcional favorece que, con el consumo disciplinado de sus medicamentos, la persona viva de manera similar al resto de la población, menciona.
El especialista subraya que el tratamiento incluye varios tipos de antirretrovirales, hoy se consumen dos o tres cápsulas al día de medicamentos combinados, mientras que en décadas pasadas de 10 a 12 pastillas cada 8 horas.
“El problema es que no toda la gente tiene acceso al tratamiento. Tenemos entre 80 y 85 por ciento de cobertura en México (incluyendo servicios del IMSS, ISSSTE, PEMEX, SEDENA y otros), y el resto son las personas que desarrollan SIDA. En general, se ubican en poblaciones rurales del país”, enfatiza.
Vázquez Campuzano informa que en México hay reportados casi 357 mil casos de VIH, de los cuales 227 mil están vivos y reciben medicamento.
La prevalencia en nuestro país es baja, de 0.3 por ciento, y se ubica en poblaciones concentradas (hombres que tienen sexo con hombres y usuarios de productos intravenosos). Es mínima comparada con Trinidad y Tobago que se ubica en casi 50 por ciento, o en África subsahariana con cifras aún más altas. Estamos mejor que Centroamérica y adelante de muchos países de Sudamérica, comenta.
El especialista considera que la baja prevalencia se debe, en mucho, al trabajo de las organizaciones civiles, que durante décadas han dado apoyo a la lucha contra el VIH, mediante campañas de detección que ayudaron a que las personas supieran que estaban infectadas; proporcionaron información en parques y plazas públicas, y tuvieron un rol fundamental en el control de la enfermedad.
De acuerdo con el experto, continúa el trabajo preventivo e informativo de algunas ONG, así como 54 centros ambulatorios en el país del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA que brindan atención directa a la población afectada, aunque se requiere de un mayor número, reconoce.
Estrategia 90-90-90
El especialista refiere que en el caso del VIH hasta ahora no es viable una vacuna. “En 2019 se hizo un intento con la vacuna MOSAICO, que se probó en ocho países (entre ellos México) e incluía antígenos de muchos virus, pero se suspendió en 2021 el proyecto porque confería muy poca inmunidad”.
Actualmente, la ONUSIDA tiene en funciones la Estrategia 90-90-90, que inició hace 15 años, la cual tiene como objetivo que 90 por ciento de las personas infectadas en el mundo conocieran que estaban contagiadas; que 90 por ciento de ellas estuviera bajo tratamiento antirretroviral, y que de estas el 90 por ciento tuviera cargas virales indetectables (lo que significa una enfermedad no transmisible).
“Actualmente en varios países vamos en 95-95-95, pero aún no llegamos a 90-90-90 en otros, y la meta es para 2025. Si lo logramos, se piensa que para el 2030 ya no habrá transmisión del virus”, resalta.
Es una meta muy ambiciosa, pero si la logramos quienes viven con VIH y están bajo tratamiento van a tener una vida normal, y esperaríamos que para 2050 se erradique, anota.
Revela que en México aún no se llega al primer 90, estamos en 80 por ciento; los que tienen acceso a tratamiento representan otro 80 por ciento, y los de carga viral indetectable, aproximadamente 75 por ciento. “Tenemos que redoblar esfuerzos”.
Como sugerencia en el Día Mundial del SIDA, el experto plantea importante conocer los métodos de transmisión, mantener la mentalidad de cuidarnos siempre de todas las enfermedades y respetar las medidas de higiene, que son las más eficaces para prevenir diversos padecimientos. “Si se tiene alguna duda, por ligera que sea, es importante hacerse una prueba, que es 99 por ciento segura”.