Por Crispín Barrera Ponce

-Analizan la importancia de las fuentes históricas para reconstruir objetivamente la conquista de Tenochtitlán 

Coneme / Por segundo día consecutivo se llevó a cabo el seminario virtual “500 años de la conquista de México-Tenochtitlán. Conversaciones sobre las implicaciones y significados en la historia”, donde senadores, especialistas e investigadores dialogaron sobre este tema fundamental para la nación. Al participar y dirigir la mesa de trabajo “Diálogo sobre las Fuentes Históricas Arqueológicas de la Conquista”, la senadora Ana Lilia Rivera Rivera reconoció que es necesario replantearnos, en este momento, la conquista cultural y espiritual que sucedió hace 500 años. La legisladora destacó que en este encuentro de dos mundos hubo una “conquista mutua”, pues “ni todo se quedó, ni todo se fue; también ellos se llevaron algo de nosotros”. 

Ana Lilia Rivera explicó que los códices, documentos, lienzos, sirven para conocer una historia más real, justa y critica de la conquista de nuestro territorio.  El pasado glorioso de Tenochtitlán, expresó, se encuentra ahora en esta Ciudad, una de las más grandes del mundo, donde aún hay grandes vestigios de la cultura Mexica. Nuestras deidades siguen vivas, ahí están en los monumentos, en los festejos y en las convivencias cotidianas.

A su vez, Raquel Güereca Durán, especialista del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, unidad Oaxaca, manifestó que existen valiosas fuentes indígenas con las que contamos, para poder narrar y reconstruir el proceso de conquista, los cuales permiten ir más allá de la “Visión de los vencidos”. Con ello, continuó, se reconoce la pluralidad de los indígenas ante la presencia hispana y la validez de esas otras experiencias sobre “que nos todos los indígenas se pensaron como los vencidos”. 

Raúl Barrera Rodríguez, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), afirmó que existen evidencias históricas de que la destrucción de Tenochtitlán fue muy severa cuando Hernán Cortés decidió construir la nueva ciudad en el corazón de la misma Tenochtitlán. Esta decisión dio paso a la destrucción de los edificios, quedando hoy pocas evidencias del último momento de la ocupación. “Seguramente fue por el gran temor de que resurgiera nuevamente el poder de Tenochtitlán”, puntualizó. En el seminario participaron, entre otros, el historiador del INAH, Rodrigo Martínez Baracs y el investigador Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.