Por Tania Arizmendi / Corresponsal

Como muestra de la importancia de la relación bilateral y los sólidos lazos de amistad entre nuestros países, el encargado de Negocios John Creamer fue el anfitrión de Abraham Borden, representante de la alcaldía Miguel Hidalgo, durante la ceremonia para conmemorar la Finalización de la Estructura del Edificio de la Nueva Embajada de los Estados Unidos en México. Dicha ceremonia marcó la conclusión de los trabajos estructurales y representó un momento muy emotivo, ya que también es un reconocimiento al trabajo de todos los involucrados.

En el año 2017, la Oficina de Operaciones de Edificios en el Exterior (OBO) del Departamento de Estado anunció la adjudicación del contrato para la construcción de la nueva sede de la embajada, misma que se ubica en un espacio de 51 mil 700 metros cuadrados. Se proyecta que su construcción concluirá a finales del año 2023 y, para lograrlo, se requerirán de alrededor de 20 millones de horas de trabajo. A través de la constructora Caddell, más de mil 200 empleados locales trabajan en su construcción y se estima que podrían aumentar hasta mil 800, por lo que, así como sucede en nuestra relación bilateral, esta nueva sede se construye con el esfuerzo conjunto de mexicanos y estadounidenses.

Estamos muy orgullosos de que este proyecto contribuya a la economía local. El impacto económico y de desarrollo de esta nueva embajada en la comunidad será de aproximadamente de 336 millones de dólares. A medida que la Ciudad de México continúa rediseñándose, esta embajada servirá como un catalizador para la renovación y el mejoramiento urbano.

Como parte del compromiso mundial de los Estados Unidos con la preservación medioambiental, la nueva sede será sustentable y resiliente, ya que permitirá aprovechar la luz natural y el clima, así como captar el agua de lluvia y contener más de dos millones de litros de ésta, para reutilizarla y reducir el impacto al medio ambiente, así como a la infraestructura local. Además, generará más del 10 por ciento de la energía que se requiere, gracias a sus cuatro mil metros cuadrados de paneles solares. Con más de 370 nuevos árboles y plantas propias de la región, sus áreas verdes harán más agradable el entorno y contribuirán a mejorar el medio ambiente. 

Fue un desafío diseñar un edificio funcional, moderno y sustentable que estuviera a la altura de la Ciudad de México, una metrópoli con mucho dinamismo, cultura y magníficas construcciones. El diseño de esta nueva embajada, alrededor de un patio cubierto y al aire libre, permitirá realizar eventos y celebraciones durante todo el año.  Para enriquecer la tradición cultural de nuestros pueblos, este edificio contará con una exposición permanente de artistas mexicanos y estadunidenses.  Algo que será muy atractivo, especialmente para los estudiantes, serán las actividades culturales y los servicios recreativos que brindará la Biblioteca Benjamín Franklin.

Durante la ceremonia, el Encargado de Negocios John Creamer reconoció el trabajo y compromiso de todos los involucrados y les agradeció a las autoridades presentes. Manifestó que: “Esta obra es una muestra de la gran importancia que tiene nuestra relación bilateral y cómo ésta se ha profundizado en casi dos siglos de relaciones diplomáticas. Esta nueva sede de la embajada de los Estados Unidos es un símbolo de la sólida, resiliente y duradera amistad entre nuestros pueblos.”