Por Crispín Barrera Ponce
-Somos la única especie en el planeta que tiene la capacidad de usar modelos, pensar en el futuro y crear escenarios sobre cómo vienen las cosas y actuar: Francisco Estrada Porrúa
-La población debe conocer los Atlas de Riesgo, municipales o estatales, para prepararse ante siniestros de inundaciones o sequías, afirmó Julieta Leo Lozano
-Alexandra Aguilar Bellamy destacó que es urgente generar una estrategia de seguridad y sobrevivencia para las próximas décadas
-Al realizar estudios climáticos la inequidad es lo primero que se revela, apuntó Sergio Castellanos
Coneme / Revertir los efectos del cambio climático beneficiará la calidad de vida de todos y traerá bienestar general al detener gastos exagerados que ponen en peligro a las economías del mundo, coincidieron especialistas en el Seminario Internacional Tópicos de Frontera en Sustentabilidad.
Francisco Estrada Porrúa, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM; Julieta Leo Lozano, del Centro Mario Molina; y Sergio Castellanos, de la Universidad de Texas, acordaron en que este beneficio común nos debe motivar para trabajar desde el campo internacional hasta las colonias y el hogar para revertir el problema, pues no todo está perdido y aún hay muchas cosas por hacer.
Los investigadores explicaron que mucho del cambio climático que se tienen en las grandes ciudades se deben a mutaciones locales, por ejemplo, un estudio que revisó información sobre los lagos de 1920 al 2000, reveló que su desaparición había aumentado la temperatura media anual más de dos grados en las grandes ciudades. Esto significa que hay cosas que podemos hacer a nivel local, que tendrán mucha importancia, no solo recuperación de suelos, sino hacer las ciudades más cercanas, compactas y conectadas, añadieron en la mesa “Acción climática a escala global”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad.
Estrada Porrúa enfatizó: “Independientemente de lo que se logre a nivel global para bajar las emisiones de efecto invernadero las acciones locales tienen que ocurrir. No hay manera de tener impactos económicos aceptables y manejables si no se pasa por la acción local que, además, es muy barata”. Por ejemplo, en la impermeabilización de los techos se puede usar tinta blanca, o con reflejantes, lo que contribuye a bajar el efecto de la isla de calor en la ciudad. Para seguir esta y otras acciones, Estrada Porrúa destacó que el ciudadano común lo que puede hacer es informarse y presionar para que se genere el conocimiento que se necesita.
“No es que ya esté hecho todo, hay muchos huecos de información. Somos la única especie en el planeta que tiene la capacidad de usar modelos, pensar en el futuro, crear escenarios sobre cómo vienen las cosas y actuar sobre esta información; si no aprovechamos eso, es que realmente como especie algo nos está fallando”, destacó. El economista y experto en cambio climático recordó que las ciudades dependen mucho de todo lo que está afuera, entonces no se puede tener una política para la Ciudad de México que no hable con el resto del país, eso es fundamental y es algo que se debe construir rápidamente.
A su vez, Alexandra Aguilar Bellamy, titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad y organizadora del encuentro, comentó que la acción climática global es de suma urgencia para todos, especialmente para aquellos que forman parte de instituciones que tienen responsabilidad en la educación, la investigación y la toma de decisiones. “Es importante que podamos generar una estrategia de seguridad y sobrevivencia para los próximos años, para las próximas décadas, porque evidentemente tenemos un problema encima. Sabemos qué es lo que va a pasar y no estamos logrando hacer los cambios aceleradamente”, comentó la también investigadora.
En tanto, Julieta Leo Lozano, del Centro Mario Molina, destacó que para conocer un poco más sobre los riesgos que la población sufre en la zona donde habita, consulte los Atlas de Riesgos municipales o estatales, los cuales pueden contener información útil a la población para prepararse ante riesgos de inundaciones o sequía. “Si no existe esa información podemos ayudarnos de expertos de la academia e inclusive consultar a los desarrolladores, pues cuando se construye vivienda es necesario demostrar la factibilidad y riesgos a futuro. Los Atlas no son fáciles de desarrollar, pero se deberían tener como una prioridad dentro del desarrollo de capacidades institucionales para la adaptación frente al cambio climático y no se debe menoscabar la asignación de más recursos para esto”, dijo.
Finalmente, Sergio Castellanos, de la Universidad de Texas, destacó que al realizar estudios climáticos la inequidad es uno de los principales problemas que se encuentran, especialmente a medida que las naciones transitan hacia sistemas más sustentables. Recordó que existen “herramientas basadas en datos pueden ayudar a identificar esas inequidades y ayudarnos a pensar colectivamente en cómo resolverlas a través de tomas de decisiones ambientales inclusivas, así como ayudar a los tomadores de decisiones tanto locales como internacionales”.