Por Andrea Estévez
-Intervención en el “Encuentro de gobernadoras, diputadas federales y locales, presidentas municipales y alcaldesas electas en 2021”, realizado en Los Pinos.
Coneme / Muy buenos días a todas y a todos. En este salón, el 8 de marzo de hace 25 años se presentó el primer Programa Nacional de la Mujer 1996-2000. Este programa concentraba todos los compromisos que México había contraído en la Cuarta Conferencia Internacional organizada en Beijing, China, para el adelanto de las mujeres.
Este fue el inicio de un gran camino institucional que tuvo una importante estación cuando en 2001, hace 20 años, se creó el Instituto Nacional de las Mujeres que hoy encabeza Nadine Gasman. Hacer memoria o memorias, como atinadamente señaló Nadine, implica también un gran compromiso y hacernos conscientes de que lo tenemos con miles, millones de mujeres y niñas que en este momento nos están viendo como ejemplo, como imagen de lo que ellas un día pueden llegar a ser.
Al iniciar este evento se me acercó una compañera presidenta electa de Pochutla, Oaxaca, ella me dijo algo que para mí sintetiza lo que estamos haciendo el día de hoy. Me dijo: “hace muchos años yo era una niña y usted fue a Oaxaca a una actividad política”. Ni ella ni yo nos recordamos, pero ella supo en ese momento que yo –que muy posiblemente era gobernadora de Yucatán en ese momento- que ella un día podía gobernar su municipio o podía gobernar su estado. Eso es lo que significamos nosotras. Este es un evento de paso de estafeta. El paso de estafeta es fundamental en la lucha de las mujeres porque sabemos que tenemos un tramo de responsabilidad con las que estuvieron antes que nosotras y a la vez responsabilidad con las que vendrán.
Un tramo donde los obstáculos están siendo vencidos, que no podemos en ningún momento dar por terminada la tarea porque si algo tenemos que tener presente en forma permanente es que los derechos humanos, y en particular los derechos de las mujeres y las niñas, no se conquistan de una vez y para siempre; si no veámonos en el espejo de las mujeres y las niñas de Afganistán. Veamos que es posible por circunstancias totalmente ajenas a las vidas de millones de mujeres y niñas afganas que sus derechos sean anulados. Y desde aquí quiero hacer una propuesta. Que el avión presidencial se vaya a Qatar a buscar al mayor número de mujeres y niñas afganas para traer a México. Este paso de estafeta quiero que signifique en términos del Poder Legislativo la posibilidad de continuar el trabajo realizado por esta LXIV Legislatura que está por concluir.
Tengo el honor de ser la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, de los tres años legislativos, dos hemos sido mujeres las que hemos encabezado este órgano de gobierno, nos hemos denominado la “Legislatura de la Paridad” porque somos 241, de 500, mujeres que hemos estado participando y cuando hablo de participación hablo de hacer leyes que cambien la vida. La legislación, la reforma constitucional en materia de paridad en todos los órganos del Estado mexicano fue el anclaje que permitió que el Instituto Nacional Electoral estableciese a los partidos políticos la obligación de presentar candidaturas paritarias, y siete mujeres al menos fueron candidatas de todas las fuerzas políticas en contienda.
Quiero también significar tres gubernaturas, dos de ellas porque, por segunda ocasión, después de Yucatán, tendrán gobernadoras: Colima,1979, Griselda Álvarez, y hoy, Indira Vizcaíno; y el estado de Tlaxcala: Beatriz Paredes, en 1987, y hoy, hoy, Lorena Cuéllar. Pero también quiero significar el triunfo en la gubernatura de Baja California, y voy a decir la razón, que es política y personal.
En 1989, Margarita Ortega Villa, fue candidata del PRI al gobierno de Baja California. Margarita Ortega era mi compañera senadora; una mujer joven, vital, llena de entusiasmo y con ganas por seguir adelante en su propósito de servir a Baja California. Margarita Ortega no obtuvo el triunfo, fue la primera persona, candidata del PRI, mujer u hombre, que fue derrotada en una contienda estatal. Pero hoy, tú vas a significar ese legado de Margarita Ortega, con toda la firmeza, seguramente, Marina Ávila. Quiero también señalar con todas y todos ustedes que voy a entregar este documento, este libro que contempla todas las acciones realizadas por esta legislatura.
Y es cierto lo que dijo Nadine Gasman: en esa materia también hay progresividad, como en los Derechos Humanos. No podemos retroceder. Y esta Legislatura, además de las dos mujeres que hemos encabezado la Mesa Directiva, tenemos a 20 mujeres que encabezan las comisiones, que son 46, de la actual Legislatura, y son mujeres que encabezan las poderosísimas comisiones de Puntos Constitucionales, de Gobernación, de Hacienda, de Salud, la Comisión de Educación, la Comisión de Seguridad Pública, la Comisión de Seguridad Social, entre otras muy relevantes. Y quiero significar el trabajo realizado por la Comisión de Igualdad en la Cámara de Diputados que, junto con la Comisión del Senado de la República, que encabeza Malú Micher, han logrado generar un gran número de iniciativas que, finalmente, han sido publicadas en el Diario Oficial y tienen vigencia.
En este paso de estafeta, una última consideración. Tenemos la reforma constitucional sobre el derecho al cuidado y el Sistema Nacional de Cuidados. Esta está siendo discutida en el Senado de la República, y una vez que sea aprobada, pasará al Constituyente permanente de los estados para volverse norma, para volverse obligación del Estado mexicano para construir este Sistema Nacional de Cuidados. Es tan revolucionario el Sistema Nacional de Cuidados como fue, en 1953, que las mujeres votáramos en las elecciones y pudiéramos ser electas. Que les vaya muy bien a todas ustedes en sus distintos puestos. Recuerden que nadie nos lo regaló, lo hemos ganado duramente y que tenemos la responsabilidad también, tenemos la responsabilidad de que en un futuro cercano otras mujeres, por vernos a nosotras, por ver nuestra capacidad, nuestra entrega, nuestra dedicación, también aspiren a estar donde nosotras en este momento nos encontramos. Muchas gracias.