María Esther Beltrán Martínez
Coneme / MÁLAGA, Esp.- La exposición Man Ray. Fotografías Selectas está conformada por obras de 60 piezas procedentes de la colección privada francesa.Se estructura principalmente en 3 temáticas, el desnudo, el retrato y los radiogramas personales. Esto es, fotografía realizada sin cámara que se obtiene colocando objetos sobre el papel fotosensible y exponiéndose a la luz durante unos segundos.
Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, explica que se expone un conjunto de obras icónicas de Man Ray (1890-1976), uno de los más grandes fotógrafos del siglo XX y pionero en el reconocimiento de la fotografía como un medio artístico de pleno derecho.
Pierre- Yves Butzbach y Robert Rocca, curadores de la exposición indican: “Autor de un repertorio exquisito, determinado por los valores estéticos de la luz y la fantasía, en el que sin embargo prevalecen aspectos propios de las artes plásticas. Nacido en Filadelfia, Pensilvania, de padres judíos de ascendencia rusa, Emmanuel Radnitzky cambió su nombre por un pseudónimo de dos sílabas: «Man» —hombre (diminutivo de Manny, su apodo de la infancia)— y «Ray» —rayo—. Tras vivir como pintor la efervescencia de la vanguardia en Nueva York, Man Ray llegó a París en julio
de 1921, procedente de Nueva York en julio de 1921, sin conocer el país y el idioma, pero no era un territorio totalmente desconocido”.
Explican que en Nueva York había convivido con Adon Lacroix, escritora y poeta de origen belga, se relaciona con intelectuales y artistas de origen europeo y trabó amistad con Marcel Duchamp, quien no tardó en percatarse de las infinitas posibilidades que ofrecía la fotografía. Introducido en París por Duchamp, fue calurosamente acogido por los escritores y poetas dadaístas André Breton, Philippe Soupault, Louis Aragon, Paul Éluard y Robert Desnos. Man Ray no pudo más que adherirse y participar en esta reacción en cadena de procesos experimentales, y más tarde en los innovadores e interdisciplinarios experimentos artísticos de los surrealistas.
Rocca destaca: “ Un ámbito en el que sobresale Man Ray es en la captura de desnudos y estudios de anatomía, que reflejan su idea del cuerpo como objeto de deseo. Figuras rebosantes de la «belleza convulsa» que preconiza el surrealismo, cuya expresividad se acentúa mediante audaces encuadres, transparencias, juegos de luces o fragmentaciones. Una visión erótica de la mujer empoderada y atrevida, como en las fotografías protagonizadas por colegas, musas y amantes como Meret Oppenheim, Lee Miller, Dora Maar, Suzy Solidor o Kiki de Montparnasse”.
Explican que la vertiente más experimental de Man Ray se halla en su atracción por los elementos cotidianos y de escaso valor artístico. Especialmente en los rayogramas, que son fotografías que realiza sin cámara. Imágenes silueteadas en negativo y a escala real que obtiene al colocar pequeños objetos sobre el papel fotosensible y exponerlos a la luz durante segundos. Un conjunto que agrupa en el álbum Champs délicieux (1922), con prefacio del poeta dadaísta Tristan Tzara, autor del término rayographies, derivado del pseudónimo del fotógrafo.
Los visitantes a la exposición disfrutaron de una interesante galería de personajes ilustres del París de los años veinte y treinta, en los que el retrato y la fotografía de moda le proporcionan un formidable prestigio. Esas composiciones, con sobrias puestas en escena y concentrada atención en los rostros, destacan por la pericia técnica de su autor y constituyen un prodigio creativo inédito en el género. Como complemento, mostramos en una vitrina un grupo de autorretratos del fotógrafo, donde se advierte su faceta más despreocupada, burlona y performativa a lo largo de los años.
Man Ray. Fotografías selectas sigue a otras exposiciones dedicadas a la misma disciplina como Memoria de las calles, Fervor de Buenos Aires, Street Life. Lissette Model y Helen Levitt en Nueva York y Paul Strand. La belleza directa.