Por Alberto Woolrich
Coneme / Quisiera relatar en ésta ocasión, ante mis muy apreciados lectores, una ilustración personal adquirida del pensar de Seneca, con el ánimo de ejemplificar el presente de la llamada Cuarta Transformación de la República de Andrés Manuel López Obrador. Me remito a la ilustración en el ayer lo dijo claramente: Desinit ese remedio locus, ubi quae fuerant vitia, mores sunt; lo que en el lenguaje de la abogacía quiere decir “no hay ocasión para el remedio cuando los vicios de ayer son las costumbres de hoy”.
Ahora bien, con ese saber al que me he referido, me gustaría que se transitara por los pasillos de Palacio Nacional, a fin de hacer del conocimiento de nuestro Señor Presidente que en nuestro presente nos sigue agobiando la conducta deleznable e impune de la corrupción y que su Cuarta Transformación sigue dando continuidad a esa trastocación de valores éticos, políticos, morales y jurídicos. Así van corriendo las horas, los días, las semanas, los meses y los años, así va corriendo el tiempo y nuestro Presidente Constitucional, no obstante, el trecho recorrido, no ha cumplido en limpiar la pestilente cloaca que actualmente se encuentra bajo su mando directo.
Mientras no se acuse y procese a aquél delincuente solapador de las criminales acciones de la narcopolítica, de ayer y de siempre, el pueblo de México no va a recuperar la credibilidad, en las camufladas acciones de ésta Cuarta Transformación de la República, se impone una limpia a fondo y en serio contra ese flagelo que fastidia a México. No se vale ninguna dispensa a nadie, ni mucho menos con argumentos como “le prestó un servicio a la Nación”. El Primer Magistrado de la República, debe ser hoy más que nunca, implacable contra aquél que permitió y creó en el desempeño de sus funciones alianzas con el narcotráfico y que proliferara y se afianzara, por ello, la inseguridad y la corrupción de México.
No resulta propicio que con consultas, se olviden los principios torales que a pesar de todo sustenta nuestra violada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Todo ello nos lleva a concluir que su llamada Cuarta Transformación de la Nación no debe bajo ninguna circunstancia el permitir que se siga enseñoriando la narcopolítica en nuestro suelo. La ocasión a que alude Seneca debe ser el ariete contra ese estigma. Tema de nuestro tiempo, que se antoja propicio y que sí existe una ocasión para poner remedio a los vicios de ayer que es la costumbre de hoy, esa ocasión es ya.