Por Crispín Barrera Ponce

-Ha preparado a miles de estudiantes de nivel preuniversitario para competencias nacionales e internacionales

-También publica cuadernos de práctica y entrenamiento: José Antonio Seade Kuri

-En Matemáticas hay que atreverse y perderle el miedo; es una de las disciplinas más creativas. Hay que aprender a pensar, indicó

Coneme / El Instituto de Matemáticas (IM) de la UNAM tiene un impacto significativo en la preparación para el éxito de estudiantes mexicanos quienes cada año participan en certámenes nacionales e internacionales en esta disciplina, aseguró José Antonio Seade Kuri, director de esa entidad universitaria. “Realmente ha sido la UNAM la que ha tenido esta sobresaliente labor porque han estado involucradas, desde el principio, instancias como el Instituto de Matemáticas, la Facultad de Ciencias, y con el tiempo han jugado un papel importante el Centro de Ciencias Matemáticas en Morelia, y la ENES Campus Morelia”, externó.

Seade Kuri, recientemente galardonado con la medalla “Solomon Lefschetz” 2021, que otorga el Mathematical Council of the Americas, indicó que profesores, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional entrenan a cientos de concursantes cada año y les inculcan el pensamiento crítico y matemático. “No contamos con el número exacto, pero han sido miles de estudiantes quienes se han capacitado en la Universidad Nacional. Tan solo en la Olimpiada de Matemáticas de la Ciudad de México compiten del orden de 60 a 70 mil cada año; y a los que logran estar en los primeros niveles, que son varios cientos, se les da entrenamiento”, precisó.

Olímpicos

Cada año, desde 1986 hasta la fecha, se conforma un equipo olímpico de estudiantes de matemáticas de nivel preuniversitario (pueden ser alumnos de secundaria o de nivel medio superior), al cual se le entrena. Este grupo surge a partir de los concursos estatales. Posteriormente se realiza un certamen nacional cuyos ganadores integran la selección que nos representa en la Olimpiada Internacional de Matemáticas, explicó Seade Kuri.

“En el caso de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas (OMM) es algo muy productivo lo que se ha construido con la dedicación y el trabajo voluntario de la gente, donde nadie recibe un centavo por eso”, comentó. Aun cuando profesores e investigadores intervienen en la preparación de los concursantes, son los estudiantes exolímpicos quienes nutren a la Olimpiada. “Una vez que terminan de competir, pasan a ser parte central de quienes imparten los adiestramientos”.

Asimismo, el IM apoya con la publicación de los denominados Cuadernos de las Olimpiadas de Matemáticas, los cuales se distribuyen en el país. “Les sirven no solo a los concursantes que se preparan con nosotros, sino también a todos aquellos que buscan fuentes principales de entrenamiento”, destacó. Esos materiales, detalló, contienen algunos problemas planteados en distintas ediciones olímpicas con una descripción cuidadosa para su solución.

A sumar triunfos

La OMM es un programa de la Sociedad Matemática Mexicana (SMM), cuya actividad central es la realización del Concurso Nacional para estudiantes preuniversitarios, el más importante en nuestro país a nivel bachillerato, así como lo es a nivel mundial la Olimpiada Internacional de Matemáticas. El objetivo de la OMM es promover el estudio de esta disciplina en forma creativa, más allá del método tradicional que fomenta la memorización y mecanización, además de que busca desarrollar el razonamiento y la imaginación de los jóvenes.

Se considera que la primera participación de México en la Olimpiada Internacional de Matemáticas fue en 1981; a partir de 1987 ha sido de manera continua. Se han logrado cuatro medallas de oro, ocho de plata, 72 de bronce y 40 menciones honoríficas. A las matemáticas, aseveró el investigador universitario, se les considera “complicadas y aburridas”; puede que lo sean solo si las queremos aprender de memoria. “Lo que tenemos que hacer es aprender a pensar, a no tener miedo, a hacerlo, porque en la educación contemporánea le tenemos cada vez más temor a eso, a equivocarnos, a tener un error; en matemáticas hay que atreverse, es una de las disciplinas más creativas que puede haber”, concluyó.