Leslie González

Coneme / La depresión infantil y juvenil constituye el 35-40% de las consultas en salud mental según el Issste. La institución ha establecido una red integral de servicios que incluyen prevención, detección temprana y tratamiento. Es crucial buscar ayuda médica ante síntomas persistentes como tristeza, apatía o pérdida de interés en actividades placenteras.

En los hospitales regionales del Issste, la depresión representa entre el 35 y el 40% de las consultas en psicología y paidopsiquiatría para niños y adolescentes. Esta preocupante estadística impulsó la creación de una red de servicios de salud mental en línea con la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones.

El director general del Issste, Pedro Zenteno Santaella, destaca la importancia de la Línea de la Vida (800 911 2000) como recurso disponible las 24 horas para brindar apoyo psicológico a la población. En el marco del Día Mundial contra la Depresión, el especialista en paidopsiquiatría, José Luis Pozos Saldívar, enfatiza que el trastorno depresivo en niños y adolescentes requiere una atención integral.

En la población pediátrica, la depresión afecta principalmente a jóvenes de 13 a 17 años, a menudo relacionada con factores como estrés, cambios emocionales, acoso escolar, presión académica y factores genéticos. Es esencial reconocer que la depresión puede tener un componente hereditario, aumentando la probabilidad de presentar la enfermedad si hay antecedentes familiares.

El especialista destaca la influencia de eventos traumáticos, como la reciente pandemia, en el desarrollo de la depresión. La importancia radica en la detección temprana, ya que múltiples factores, desde biológicos hasta psicológicos, intervienen en el desarrollo de la enfermedad. El Issste aborda la depresión de manera integral con equipos multidisciplinarios liderados por expertos en psicología clínica y psiquiatría.

Pozos Saldívar destaca los síntomas alertadores en diferentes grupos de edad, desde el decaimiento del ánimo en niños en edad escolar hasta pensamientos suicidas en adolescentes. La detección oportuna es clave para evitar la cronicidad y complicaciones adicionales como ansiedad o déficit de atención. Padres, madres y maestros desempeñan un papel crucial al fomentar ambientes de confianza donde los niños puedan expresar sus emociones.

En última instancia, promover hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y buenos patrones de sueño, se postula como una medida preventiva adicional para reducir el riesgo de depresión en las familias. Concluyendo, la atención temprana y el apoyo emocional son pilares fundamentales para abordar la depresión infantil y juvenil de manera efectiva.