Por Dany García
-Se realizará una conferencia en línea para hablar de la figura del cura de Dolores, quien sembró la semilla de la Independencia, a cargo del historiador David Guerrero
Coneme / En el marco del Año de la Independencia, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), y la Alcaldía Miguel Hidalgo de la Ciudad de México llevarán a cabo la conferencia virtual “Miguel Hidalgo: principio y consumación de la Independencia. 210 aniversario luctuoso”, a cargo del historiador e investigador del INEHRM, David Guerrero.
La disertación, que forma parte de las de las acciones de “Contigo en la distancia”, será transmitida en directo en por Facebook en el perfil del INEHRM y el de la alcadía Miguel Hidalgo el viernes 30 de julio, a las 17:00 horas. Hidalgo es uno de los personajes emblemáticos de la historia de México por su ilustración, carácter progresista y por haber iniciado el movimiento de Independencia en 1810, es considerado el Padre de la Patria.
Bastaron 123 días de acción, desde la madrugada del 16 de septiembre de 1810, hasta el 17 de enero del año siguiente, para que Hidalgo minara los cimientos del virreinato novohispano. Nació en mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, cercana a Pénjamo, hoy estado de Guanajuato. Su familia era propietaria de tierras y se había desarrollado durante generaciones en la región fértil de El Bajío.
Hidalgo formaba parte de los criollos americanos que vivió la influencia de la Ilustración, así como el esplendor y crisis del imperio español a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estudió y obtuvo el título de bachiller en teología. Se ordenó sacerdote y fue profesor de latín, filosofía y teología en el Colegio de San Nicolás Obispo, donde llegó a ser tesorero, vicerrector y rector, entre 1787 y 1791.
En su tiempo, Hidalgo se distinguió por su impulso progresista. Fomentó la creación de talleres artesanales, así como del cultivo de la vid y de la seda, que por entonces estaban prohibidos en Nueva España, entre las y los feligreses -la mayoría indígenas- de la iglesia de Dolores (hoy Guanajuato), la cual tenía a su cargo. Además, era conocido en su comunidad por su afición a la lectura, baile, música, teatro, entre otras actividades. Su crítica abierta contra las supersticiones y la ortodoxia católica, así como por el liberalismo de sus costumbres, atrajo la atención del Santo Oficio, que recibió quejas de él y lo llamó a comparecer en varias ocasiones.
Hidalgo compartió la inquietud de las élites criollas novohispanas por una mayor participación política en el reino. A raíz de la crisis del imperio español en 1808, suscitada por la invasión napoleónica y el cautiverio del rey de España Fernando VII, participó en las tertulias literarias y en la conspiración de Querétaro, donde se debatía el porvenir del virreinato y la idea de la soberanía popular en ausencia del rey cautivo.
Junto con Ignacio Allende y Juan Aldama, Josefa Ortiz y un número selecto de funcionarios, comerciantes y militares ideó un plan para levantarse en armas, derrocar al gobierno, preservar la soberanía del pueblo e instituir un gobierno formado por nacidos en el territorio de la Nueva España. Su plan fue descubierto y la medida que tomó fue decisiva en el surgimiento de nuestro país.
La madrugada del 16 de septiembre de 1810, Hidalgo llamó a sus feligreses para hablarles de fe y de justicia, convocando al pueblo a luchar por una sociedad despojada de opresiones, de castigos impunes, de libertad subyugada, de trabajo excesivo, de tributos, de miseria y de hambre, lo que inició la gesta independentista. El levantamiento que convocó pronto sumó a decenas de miles de hombres dispuestos a la guerra.