Por Luz García
*Participó en el Pleno José Luis Vicente Santiago, originario de Puebla
Coneme / En sesión semipresencial de la Cámara de Diputados, José Luis Vicente Santiago, hablante de lengua totonaca, llamó a la sociedad en general y a quienes tienen algún tipo de interacción con totonacos, “a no minimizar a la persona ni a su lengua. Todas las lenguas tienen el mismo valor, al igual que sus hablantes”.
Al participar como parte del impulso que la Cámara de Diputados otorga al uso y conservación de las lenguas indígenas nacionales, mencionó que la lengua totonaca es una de las 68 lenguas que existen en México. Está emparentada lingüísticamente con el idioma tepehua y se habla básicamente en los estados de Puebla y Veracruz.
“Como sabemos, cada lengua es una forma particular de categorizar el entorno natural y social, una forma de mirar el mundo. También sabemos que hay paralelismos culturales, porque pertenecemos a la misma especie”, añadió.
Desafortunadamente, dijo, su lengua está en declive y por eso pidió a los totonacos, no dejar de usar la lengua con sus hijos; hablar totonaco no es motivo de vergüenza; no hay que ver nuestra lengua como mero instrumento de comunicación, sino como parte de nuestro ser, es la memoria de nuestros antepasados, no les trunquemos a nuestros hijos la posibilidad de soñar en totonaco.
Vicente Santiago relató que las particularidades son riqueza en un mundo que aspira a la monotonía. “Los totonacos decimos que la luna es hombre, que los bebés son flores, que hay 12 mujeres celestiales e inmaculadas que nos forman a las personas, que el tlacuache contagia a las mujeres para que no sufran el parto, que las moscas verdes son nuestros finados”.
Afirmó que los totonacos tienen la cosmovisión de que los ríos, las barrancas y los manantiales están cuidados por Aktsiní’, que el monte está custodiado por los dueños Kiwikgolo’ y Kiwichat; sabemos que, si no respetamos el monte, ellos nos pueden castigar.
“Somos hijos del maíz, el blanco representa nuestros huesos y dientes; el amarillo, nuestra piel; el rojo, nuestra sangre, y el negro, nuestro cabello. Creemos que el eclipse es una lucha entre el Sol y la Luna, en la que, si triunfa la Luna, todas las cosas cobrarán vida y nos devorarán, y si triunfa el Sol, puede renovarse el mundo. Cuando vemos trabajando a las hormigas arrieras, es que se acerca el invierno”, añadió.
Expuso que su indumentaria tradicional no significa inferioridad, representa riqueza cultural. Sus danzas tradicionales son ofrendas; cada son y zapateados son flores para nuestros dioses. Su música tradicional es el huapango y los acompaña desde que hacen el ritual del levantamiento de un bebé hasta el funeral.
Los totonacos, agregó, somos antropomorfos centristas, categorizamos el mundo a través de nuestras partes del cuerpo y eso está reflejado en la gramática de nuestra lengua. Por ejemplo, en nuestro conteo con los clasificadores numerales. Para nosotros es importante dar mucha información de lo que se cuenta.
El hablante aseguró que en los cerros montañosos viven los totonacos, donde se percibe el aroma de la pimienta, la vainilla y el café. “Vemos el amanecer cuando sale el sol, disfrutamos de los cantos de las chachalacas, que, según los abuelos, dicen que piden la lluvia; disfrutamos del atardecer, algunas veces con lluvia y formación del arcoíris. Al anochecer, cuando sale la luna, algunas veces, el búho comunica que un totonaco dejará este mundo. Escuchamos los aullidos de los coyotes que también piden la lluvia”.
La diputada Noemí Berenice Luna Ayala (PAN), en funciones de la presidencia de la Mesa Directiva, precisó que José Luis Vicente Santiago es originario del municipio de Huehuetla, Puebla; actualmente, cursa la licenciatura en Lengua y Cultura en la Universidad Intercultural del estado de Puebla.
Indicó que, en su formación académica, ha participado en traducción al totonaca de la Constitución Política del estado libre y soberano de Puebla, así como en la cruzada de alfabetización en lenguaje originario y español por parte de la UNAM.