Por Alfredo Martínez de Aguilar
- Una de las mayores trabas es la negociación de la ley por razones políticas al ceder a los chantajes de
los numerosos grupos de presión vinculados a las mafias familiares de las cúpulas de la partidocracia. - Al gozar de discrecionalidad en sus resoluciones muchas veces los jueces y magistrados echan mano del
fácil y sencillo recurso de la presunción de inocencia y del debido proceso, para proteger a delincuentes.
Corrupción e impunidad son dos de las mayores maldiciones que hunden a México y Oaxaca en un
estercolero. Es resultado del creciente proceso del trastocamiento de valores y la descomposición social.
El mayor reto del Magistrado Presidente del Tribunal Superior del Estado y del Consejo de la Judicatura,
Eduardo Pinacho Sánchez, en consecuencia, es abatir la impunidad. Jamás será posible terminar con ésta.
Hasta ahora todos los intentos por conseguirlo han fracasado rotundamente por falta de trabajo de
inteligencia, firmeza y voluntad política, pero sobre todo por falta de testosterona o estrógenos, en su caso.
Una de los mayores obstáculos para alcanzar tan ambiciosa meta es enfrentar las amplísimas redes de
complicidad, construidas históricamente desde los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y municipales.
Otra de las mayores trabas es la negociación de la ley por razones políticas al ceder a los chantajes de los
numerosos grupos de presión vinculados a las mafias familiares de las cúpulas de la partidocracia.
Al gozar de discrecionalidad en sus resoluciones muchas veces los jueces y magistrados echan mano del
fácil y sencillo recurso de la presunción de inocencia y del debido proceso, para proteger a delincuentes.
Las instancias del Poder Judicial y del Consejo de la Judicatura no están exentas de estas amplísimas redes
de complicidades familiares, amigos y compadres, con mafias de abogados, jueces y magistrados.
Al respetar, asimismo, los Derechos Humanos de los probables delincuentes las más de las veces los jueces
y magistrados se olvidan de priorizar amparar y proteger fundamentalmente los derechos de las víctimas.
A riesgo de incomodar a los supuestamente impolutos notables del Poder Judicial éste no ha estado exento
de escandalosos casos de corrupción, recuérdese el gran saqueo del Fondo de Administración de Justicia.
El titular del Poder Judicial del Estado, Magistrado Eduardo Pinacho Sánchez tiene a su favor un enorme
bono democrático al ser su administración resultado público y notorio de un claro proceso democrático.
Muestra de su compromiso de informar oportunamente los alcances obtenidos en los primero meses de su
gestión presentó el “Informe de Acciones y Resultados, del Primer Periodo 2020”, de enero a julio, pasados.
Congruente con la alta responsabilidad de conducir a la institución durante los próximos cuatro años, su
plan de trabajo tiene como objetivos específicos humanizar, dignificar y fortalecer la impartición de justicia.
Con apoyo y colaboración de las y los integrantes del Tribunal y del Consejo de la Judicatura, el Magistrado
Eduardo Pinacho Sánchez busca eficientar el quehacer judicial; juzgar con perspectiva de género tan de
moda.
Recupero los tres últimos objetivos, pero no por ello el menos importante, consolidar la confianza social, la
transparencia y cero tolerancia a la corrupción. Indispensable es analizar y reflexionar sobre el particular.
Los mayores activos intangibles en la vida, obviamente positivos, son la credibilidad y confianza, que
implica creer y tener confianza en el otro o en los demás, salvo prueba en contrario. Presunción iuris
tantum.
El huevo de la serpiente que incuba la impunidad, es la creciente falta de confianza y credibilidad en las
autoridades en general, pero particularmente de las previsoras del delito, procuración e impartición de
justicia.
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Para tener una idea más clara de la magnitud y dimensión de la pérdida de confianza y credibilidad en los
servidores públicos, es el hecho innegable que solo uno de cada cien casos denunciados, es sancionado.
¡Imagínese!
Con trabajo a distancia, protocolos de acceso a las sedes judiciales en los casos que así se requieran y el
desarrollo de múltiples servicios tecnológicos que permiten dar seguimiento a la actividad jurisdiccional, se
continuó trabajando.
El titular del Poder Judicial del Estado detalló los logros alcanzados, durante los primeros seis meses, a
través de siete ejes transversales: Humanización de la justicia, eficiencia y capacitación de las y los
servidores judiciales.
Los otros ejes, son dignificación de espacios, transparencia y tribunal abierto, derechos humanos,
pluralismo jurídico y protección a grupos vulnerados, perspectiva de género y acciones ante la pandemia
del COVID-19.
Entre los principales logros y acciones, el Magistrado Eduardo Pinacho Sánchez destacó la creación del
Tribunal Virtual y la supervisión, por primera vez, de los Tribunales de Enjuiciamiento por parte de la
Visitaduría General.
La incorporación de la perspectiva de género en la labor jurisdiccional es parte de la modernización. Ante
ello, se creó la Unidad de Igualdad de Género, órgano que coadyuva en las acciones a favor de las mujeres y
niñas.
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