Por Roxana Hebe Hernández

*En las zonas agrícolas de México, aunque no existen mediciones, se sabe que es mala debido a la quema de pastos y maleza, afirma José Agustín García Reynoso *La polución atmosférica fue responsable, hasta 2016, de aproximadamente 6.5 millones de muertes prematuras en el mundo, según la ONU *7 de septiembre, Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul

Coneme / Contaminación natural por el polvo que llega de los desiertos, las cenizas que se esparcen después de una erupción volcánica o la quema de grandes extensiones de campo ocasionan afectaciones a la calidad del aire, las cuales se suman a la polución antropogénica que producen el transporte, la agricultura y las industrias, señala el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, José Agustín García Reynoso.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana y una de las principales causas evitables de muertes y enfermedades en el mundo, responsable, hasta 2016, de aproximadamente 6.5 millones de fallecimientos prematuros atribuidos a ese fenómeno en interiores y al aire libre.

En su página electrónica destaca que en los países en desarrollo afecta de manera desproporcionada a mujeres, niños y ancianos, y en particular a las poblaciones de bajos ingresos que a menudo están expuestas a altos niveles de contaminación del aire en interiores y en espacios abiertos resultante de los métodos de cocina y calefacción que utilizan leña y queroseno.

El organismo internacional considera que la contaminación atmosférica es un problema mundial que tiene repercusiones de largo alcance debido a su vasta propagación y advierte que, si no se produce una intervención agresiva, el número de defunciones causadas por la contaminación del aire en sitios abiertos podría aumentar en más de 50 por ciento antes de 2050.

La condición del aire ha cambiado a partir del origen de la Tierra. “Antes el aire natural tenía mucho azufre, después con el surgimiento de las plantas en el mar estas cambian la composición química de la atmósfera, de reductora a oxidante, y ocurre una serie de actividades a la hora que hay oxígeno. Ese también es un aire natural, pero durante el crecimiento de las plantas y animales ha habido procesos de degradación de organismos vivos que han hecho que la composición del aire no sea única”, explica García Reynoso.

La calidad puede no ser aceptable para la salud humana, incluso cuando las variaciones son de origen natural. El polvo que llega a la atmósfera del Sahara o del desierto de Altar, en Sonora, tiene graves afectaciones, y es de origen natural, pero también coopera en la afectación al aire, aclara el especialista.

Con motivo del Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul, que se conmemora el 7 de septiembre, García Reynoso asevera: “en la Ciudad de México, en un rango de 0 a 10, estamos como en el nivel cinco de contaminación. Aunque la mayor parte del tiempo estamos contaminados, las emisiones varían debido a las actividades y eso hace que no se tenga un aire limpio”.

De acuerdo con el experto, la calidad del aire en la capital de la República mexicana no es saludable, ni tampoco lo es en la mayoría de las urbes del país y del mundo “debido a que hay emisiones frescas de actividades vehiculares, de hogares, comercios e industrias dependiendo del tipo de ciudad de que se trate”.

En las zonas agrícolas de México, aunque no existen mediciones, se sabe que es mala debido a la quema de pastos y maleza; en las zonas industriales por las emisiones de las fábricas y en las metrópolis primordialmente por el transporte, abunda.

Refiere que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emite recomendaciones sobre las partículas en suspensión de los llamados “contaminantes criterio”, que se generan por diversas fuentes, los cuales son: ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono y plomo. “Con ellos se evalúa la calidad del aire”.

Sin embargo, existen otro tipo de sustancias que son los tóxicos atmosféricos, que a largo plazo y en bajas concentraciones también afectan la calidad del aire. Entre ellas destacan el benceno, cromo y formaldehído, precisa.

El especialista considera que zonas aledañas a la capital del país, como Ecatepec, Tlalnepantla y el Valle de Toluca (todas en el Estado de México), pueden considerarse de alto riesgo porque tienen fuentes adicionales de contaminantes a los llamados “criterio”.

Algunas sustancias pueden emitirse solo por un periodo corto y causar síntomas inmediatos, como irritación de ojos y garganta, pero el riesgo mayor es a largo plazo, pues hay contaminantes que producen cáncer o que, según un estudio propio de hace aproximadamente diez años, pueden reducir la esperanza de vida hasta en 60 días.

“Lo más importante es que la gente esté consciente de que el aire no está limpio. Y no solo en las ciudades, sino en zonas agrícolas e industriales”, recalca.

García Reynoso considera que programas como el Hoy no Circula sirven por el uso de catalizadores y, sobre todo, porque se moderniza el parque vehicular.

Celebración de la ONU

La ONU determinó que el tema de 2022 para esta efeméride es “El aire que compartimos”, que se centra en la naturaleza transfronteriza de la contaminación atmosférica y subraya la necesidad de asumir una responsabilidad y la toma de medidas colectivas. También pone de relieve la necesidad de una cooperación internacional y regional inmediata y estratégica para una aplicación más eficaz de las políticas y medidas de mitigación para hacer frente a la contaminación atmosférica.

Todos respiramos el mismo aire, contamos con una atmósfera común que nos protege y sostiene. La contaminación es un problema global contra el que debemos actuar juntos, considera el organismo en su página electrónica.

#PositivamenteUNAM

https://covid19comision.unam.mx/