Por Elizabeth Vaca
*Obra de Antonio Lomelí Garduño, para reivindicar sus propuestas y conceptos en torno al quehacer político *Se llevó a cabo en el marco del curso “Comentarios, Teoría y Política”
Coneme / En el Espacio Cultural San Lázaro continuó el análisis del libro “Teoría y Técnica de la Política”, de Antonio Lomelí Garduño, por el gran valor que ofrece a través de reflexiones de alto calibre y elevada capacidad de penetración en la médula de la cuestión política desde México en la década de los cuarenta del siglo pasado.
En el marco del curso “Comentarios, Teoría y Política”, Ismael Carvallo Robledo, director general del Espacio Cultural San Lázaro, señaló que la clave de esta obra, cuya reivindicación se realizó mediante su reedición efectuada por la Cámara de Diputados, se debe al diagnóstico hecho sobre el bajo prestigio que tiene la política como actividad social.
Al analizar los capítulos 13 y 14 relativos al “Rango y forma de los objetivos de gobierno, y violencia y orden jurídico”, explicó que encontramos un valor extraordinario en el hecho de que un político mexicano, como Lomelí Garduño, formado en el vasconcelismo y como joven intelectual, abre vertientes sobre la comprensión de lo que es México, poniéndose a la altura de teóricos alemanes en torno al concepto de lo político.
Carvallo Robledo realizó un recorrido por las propuestas del autor y político guanajuatense, donde ilumina con calidad sorprendente las variables fundamentales que definen y determinan la acción política y la necesidad de la misma, concibiéndola como una técnica del poder en busca de encontrar respuesta a tres preguntas torales del quehacer político: ¿Quién manda? ¿Cómo manda? y ¿Para qué manda?
A la luz de sus planteamientos, abundó, el Estado es la figura fundamental para convertir la política, donde el político, desde esa perspectiva, es la persona que se debe al Estado antes que otra cosa y solamente y, a través de la política y el político, es cómo el Estado se ofrece como una arquitectura de instituciones que resuelven los problemas políticos, es decir los problemas ciudadanos.
Ello, concibiendo al político, sobre todo al estadista como un ente que observa el destino de las generaciones.
Al comentar el libro, refirió: “la política como técnica debe abrir paso a la política como realidad, el mundo de nuestros días vive instantes de inquietud extrema y frente a un gran adelanto de las ciencias se levanta el fantasma de la miseria humana, en contraste con el progreso alcanzado”.
Una de las causas de este desequilibrio radica en el desconocimiento de las realidades prácticas de la vida y en la pretensión de ajustar a ésta en determinados moldes, en cuya eficacia nadie cree. Existen constituciones tan impracticables como bien intencionadas y la vida social gravita sobre una serie de instituciones huecas que impiden el paso hacia una mejor existencia”, precisa el libro.
Al respecto, Carvallo Robledo dijo que parece que Lomelí Garduño piensa en la ciudadanía, más que en los políticos. En todo el libro plasma el interés de hacer comprender a la sociedad la necesidad de la política, por eso señala a las mayorías apolíticas, que niegan la política y se desentiende de ella, en un sentido cultural.
La posición que tenemos al respecto, explicó, parte del concepto de que la política es una actividad fundamental y una necesidad histórica; “es un vacío que siempre tiene que estar ocupado, porque de lo contrario la sociedad se desmorona”.
Abundó en que la política es el ámbito en donde las sociedades históricas se vertebran; la espina dorsal de una sociedad está en la política y la preocupación que genera el hecho de que la política sea una disciplina y actividad tan despreciada socialmente, por lo que subrayó la relevancia de conocer esta obra.