Por Gabriela Arvizu
Coneme / La innovación conlleva un proceso de adopción de tecnologías, en donde alguien esté dispuesto a pagar por ellas, de ahí que se considere que “no es innovación si no llega al mercado, se implanta y resuelve un problema”, afirma el director de Emprendimiento Universitario de la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica (CVTT) de la UNAM, Eduardo Urzúa Fernández.
A partir de su fundación, en 2009, en este sistema se han incubado 293 proyectos originales, de los cuales se graduaron 118; es decir, pasaron de ser una idea original a una empresa que trasladó la innovación al mercado y se mantuvo como compañía por lo menos seis meses, enfatiza.
Hasta ahora, se han integrado 15 incubadoras y ocho laboratorios de innovación en varias entidades de la UNAM; además, se preparan cuatro nuevas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) y en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FES-I), así como en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) y en la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), adelanta el funcionario.
Se incuban proyectos de varios tipos: base tecnológica, innovación social, servicios profesionales y culturales, así como de tecnología intermedia.
Mediante InnovaUNAM se ofrecen asesorías, mentorías, talleres, conferencias, seguimiento, promoción y vinculación. “Inclusive cuando un grupo ya está incubado y sale al mercado, se mantienen como egresados en una red de colaboración y apoyo permanente”, afirma Urzúa Fernández. Para ingresar al proceso de incubación.
A partir de 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de abril como Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, con el objetivo de fomentar ideas originales para animar a pensar de manera diferente, estimular a las personas a hacer las cosas con pasión y aprovechar las oportunidades que se les presentan.
“En la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNAM nos encargamos de atender el emprendimiento y la incubación de empresas. Y un componente esencial de esto es la creatividad, que es la capacidad de diseñar, pensar nuevas ideas que se enfoquen en solucionar problemas. Esto en términos de emprendimiento es básico, porque hablamos de crear nuevas empresas, nos referimos a inventar nuevas soluciones, de crear innovación, propuestas que resuelvan de manera diferente los problemas que ya tiene la sociedad”, precisa Urzúa Fernández.
Destaca que la primera parte de la creación de nuevas compañías (culturales, científicas, tecnológicas o artísticas) tiene dos etapas: el proceso creativo, que es la generación de nuevas ideas; y la innovación, en donde estas (productos, procesos, modelos de organización, etcétera) resuelven dificultades específicas o atienden una necesidad real o percibida de la sociedad.
Impacto mundial
En su página de internet, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) destaca un documento de la ONU, el cual refiere que está demostrado que los pueblos más innovadores crecen con mayor rapidez y esto contribuye de marea notable al bienestar de la población. Por ello, creatividad e innovación juegan un papel fundamental en la solución de los problemas, y en el progreso económico, social y sostenible.
El 31 de julio de 2014, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) emitió un informe sobre la cultura y el desarrollo sostenible, las industrias culturales y creativas de formar parte de las estrategias de crecimiento económico, debido a que generan una amplia gama de oportunidades de empleo.
Destaca que estas industrias se encuentran entre los sectores más dinámicos de la economía mundial, y generan 2.25 mil millones de dólares en impuestos y 29.5 millones de puestos de trabajo en el mundo.