Por Lic Alberto Woolrich Ortiz
Coneme / Según se ve, se sabe y se divulga, en ésta Cuarta Transformación de la Nación que hay una minúscula serie de oportunistas que se creen ser abogados, que les ha dado por decir que se va a crear, que se va a hacer, que se va a redactar una nueva Constitución acorde a los legítimos intereses del pueblo. Vaya tan tremenda e insulsa idea. En el ayer se decía que los insensatos se placen de sus sandeces STULTIAGAUDIUM STULTO.
Para ilustración de esos ignorantes, que si bien es cierto que no lo han pedido, ni la entenderían, nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es inmortal. Así como lo oyen, así quedo escrito en Querétaro en el 17. En primer término, siguiendo con el pensar de esos oportunistas que ocupan ciertas curules en nuestra Cámara de Diputados, con tal evento: Se aplastaría con la agresividad de su ignorancia manifiesta cualquier expresión democrática; díganlo si no, el llevar acabo tal aberración jurídica, en la que con métodos cibernéticos y gansteriles, se intenta magnificar su postura, se asegura y se llevan a la práctica hechos políticos deleznables, que no sólo quien esto escribe, si no para México entero, tal evento sería calificado como la deficiencia más grande y más monstruosa de nuestra trepidante historia política.
En segundo término: La idea, el deseó o como se califique, se pretende realizar con desprecio absoluto al Constituyente Revolucionario, tesis toral de nuestro movimiento armado de 1910, por los que se derramaron por todos los confines de nuestra Patria la sangre de nuestros hermanos.
Desde la Revolución de Ayutla que mereció ese nombre por haber creado un nuevo orden constitucional, hasta la otra revolución, la constitucionalista del binomio Madero-Carranza, que como la primera varió en forma violenta los fundamentos constitucionales del Estado Mexicano. No existe ningún derecho, ni aún con una nueva revolución de crear una nueva Constitución Política. Para aquellos que no lo saben ni quieren saberlo, existe “algo’’ que en el mundo de leyes se conoce como el Constituyente Revolucionario, así como el derecho de resistencia del pueblo contra el poder político, quienes lo admiten dicen que cuando el poder político desconoce y vulnera los principios fundamentales del derecho natural se da esa resistencia contra ese poder. En nuestra Carta Magna no se prescribe ningún derecho legitimo que de pauta a la violación del derecho de crear una nueva Constitución Política.
Sigamos con aquella vacía ocurrencia. Las insensateces son siempre una desgracia, la crisis de una enfermedad mental jamás tendrá cabida dentro del capitulo de la Filosofía del Derecho. La mayor responsabilidad que un representante del pueblo de México o un solo hombre de Estado puede echarse sobre sí, es la violación del derecho y si se violenta el mismo, existen consecuencias jurídicas a fin de reintegrar ese Estado de Derecho.
El tema da mucho que decir con el ánimo de contradecir esa insana ocurrencia, dado ello la pluma volará a futuras fechas.
Es cuanto, por hoy.