De la Redacción
Traducción de cortesía
Coneme / En relación al editorial del 26 de agosto del Post, “La ‘reforma’ judicial de AMLO tiene que desaparecer:
México está atravesando un proceso interno para abordar una reforma muy necesaria de su sistema de justicia, con el propósito de fortalecer y reforzar su transparencia y eficiencia. Se trata de valores que comparten tanto EE.UU. como México. Sin embargo, tanto el embajador estadounidense Ken Salazar como The Washington Post han criticado este ejercicio nacional argumentando que la elección directa de magistrados y jueces —una característica importante de la propuesta, pero no el único cambio bajo consideración— de alguna manera amenaza la democracia mexicana. Esto es a la vez preocupante y desconcertante.
Contrariamente al argumento del Post de que los asuntos internos de México son un asunto de interés hemisférico, esa interferencia es contraria al principio reconocido por la ONU de que las naciones tienen el deber de no intervenir en asuntos que son de la jurisdicción interna de ningún Estado. Y la naturaleza específica del argumento esgrimido por el Post y Salazar sugiere un doble rasero: lo que es virtud en EE.UU. es un defecto en México.
Sin duda, una reforma judicial integral merece un amplio debate interno, como el que tuvo lugar en México durante el reciente proceso electoral. Pero, así como México respeta el derecho de EE.UU. a la autodeterminación a través de sus procesos políticos, incluso cuando los resultados no favorezcan los intereses mexicanos, EE.UU. debe mostrar el mismo respeto por la búsqueda soberana de México de un poder judicial más transparente, responsable e independiente, que se lleve a cabo a través de nuestros procedimientos jurídicos constitucionales internos. El pueblo mexicano es capaz de juzgar lo que es mejor para sus propios intereses. EE.UU. no debe privarlo de sus derechos sugiriendo lo contrario.
También vale la pena señalar que, con la mayoría obtenida en las elecciones de junio en México, la presidenta electa podría simplemente llenar la Suprema Corte mexicana con sus partidarios, como hacen los líderes de muchos otros países. Su apoyo a las elecciones directas del poder judicial es una expresión de apoyo a la democracia mexicana y a la independencia judicial de cualquier gobierno o líder.
México seguirá abierto a cualquier diálogo constructivo y a cualquier intercambio de ideas que esté en línea con nuestros valores democráticos, siempre y cuando esas conversaciones se basen en el profundo respeto que México y EE.UU. tienen entre sí y por su soberanía. Somos vecinos, somos amigos y somos socios en el crecimiento, en la construcción de la prosperidad para nuestro futuro común
Juan Ramón de la Fuente, Ciudad de México
Marcelo Ebrard, Ciudad de México
*Los autores han sido nominados para servir como secretario de Relaciones Exteriores y secretario de Economía, respectivamente, por Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México.»