Francisco Iván Cruz
Coneme / En el segundo trimestre de 2024, la cuenta corriente mostró un superávit de 3,639 millones de dólares. Mientras tanto, la cuenta de capital reportó un déficit de 3 millones de dólares. México registró un préstamo neto en la cuenta financiera con el resto del mundo, lo que provocó una salida de recursos de 5,679 millones de dólares, incluyendo un aumento en los activos de reserva por 5,252 millones de dólares. Como consecuencia, el renglón de errores y omisiones arrojó un flujo positivo de 2,043 millones de dólares.
Durante el periodo de abril a junio de 2024, la actividad económica mundial creció a un ritmo más lento que en el primer trimestre del año, aunque de manera desigual entre países. Este comportamiento reflejó un menor crecimiento en las economías emergentes, que habían mostrado un desempeño robusto en el primer trimestre. Sin embargo, las economías avanzadas experimentaron un crecimiento más acelerado en comparación con el trimestre anterior.
En este contexto, México alcanzó un superávit de cuenta corriente de 3,639 millones de dólares, superando los 2,106 millones de dólares del mismo periodo en 2023. Este incremento en el superávit se debe principalmente a la reducción de los déficits en las balanzas de servicios y mercancías petroleras. A pesar de esto, una disminución en el saldo de la balanza de mercancías no petroleras y un mayor déficit en el ingreso primario compensaron parcialmente este crecimiento.
Como proporción del PIB, el superávit de cuenta corriente se situó en 0.7% del PIB en el segundo trimestre de 2024. Esto representa un aumento frente al superávit de 0.5% del PIB registrado en el mismo periodo de 2023.
Durante este periodo, las decisiones de los bancos centrales en las principales economías avanzadas y emergentes sobre sus tasas de política monetaria variaron, adaptándose a las circunstancias económicas específicas de cada país. Algunos bancos centrales en economías avanzadas redujeron sus tasas de referencia, mientras que otros, como la Reserva Federal de Estados Unidos, las mantuvieron sin cambios.
En junio, México enfrentó un episodio de volatilidad financiera y una depreciación de la moneda nacional debido a factores idiosincráticos. A pesar de estos desafíos, la economía mexicana continuó atrayendo recursos financieros a través de inversión directa y otras formas de inversión.