María Esther Beltrán Martínez

Coneme / TORREMOLINOS, Esp.- La Casa de los Navajas en Torremolinos acoge la exposición «Los Murmullos del Agua» del artista malagueño José Luis Puche. En esta muestra se presentan doce obras, algunas de las cuales se exhiben por primera vez.

“Las obras son una selección muy especial de mis trabajos que están íntimamente relacionados con el elemento del agua. En su mayoría son préstamos de coleccionistas, principalmente franceses, suizos y españoles. Para mí, el agua es un elemento fetiche, una obsesión cualquiera que sea su estado: líquido, como el mar y la lluvia; sólido, como el hielo y la nieve; y gaseoso. El agua es fuente de vida, indispensable para la supervivencia. Esta exposición gira en torno a este elemento, explorando su memoria viva”, explica Puche durante una presentación organizada por Musy Art especial para coleccionistas e inversores, empresas y particulares que desean la adquisición de obras de arte.

En la exposición destaca la obra «Torremolinos en forma de alegría», propiedad del Ayuntamiento de Torremolinos. Esta pieza muestra a mujeres corriendo por la playa y hace un guiño a Pablo Ruiz Picasso.

Puche comenta sobre su relación con Torremolinos: “La ciudad para mí es muy especial, porque yo he estado desde mi infancia vinculado a este municipio”. Añade que el ochenta por ciento de esta exposición son obras que nunca antes se han visto, ya que han pasado directamente del estudio al coleccionista. “Hemos recopilado todas aquellas obras que de algún modo están vinculadas con el agua, de ahí el título de la exposición. El agua está presente de dos maneras en mi trabajo: a nivel conceptual, ya que utilizo mucho el tema del agua como eje transformador de paisajes y civilizaciones; y a nivel formal, porque el agua también transforma mi trabajo, comenzando con un dibujo tradicional en carbón y blanco y negro, y luego el agua destruye ese dibujo, creando un paisaje completamente nuevo”.

Las obras expuestas son de diferentes formatos, todas realizadas en papel Saunders Waterford. Cada pieza muestra el trabajo único de Puche. Al preguntarle qué persigue como artista, responde:

“Como artista, persigo un proceso constante de evolución y depuración en mi trabajo. Busco constantemente ser original y evitar caer en la mala praxis de muchos artistas, que es estancarse en su zona de confort, ser repetitivos, aburridos y previsibles. Los proyectos que me sacan de mi zona de confort y me obligan a explorar nuevos territorios son los que realmente me motivan. La originalidad y la innovación son fundamentales para mí, ya que creo que solo a través de la exploración y el desafío constante puedo crecer y desarrollarme como artista. Mi enfoque se basa en la idea de que mi trabajo va creciendo a medida que se va destruyendo. Esto significa que aplico un proceso de construcción y destrucción simultánea. Comencé realizando dibujos y arrojando agua sobre ellos. Cuando el agua toca el papel, el pigmento cambia, y después de un tiempo, logro construir un dibujo completamente nuevo que antes no existía. De esta manera, construyo y destruyo al mismo tiempo, permitiendo que mi arte evolucione de forma orgánica y dinámica”.

El artista malagueño explica que ha adquirido esta técnica siendo autodidacta a través de un proceso continuo de estudio y práctica.

“Intenté ingresar en Bellas Artes en Sevilla, y como parte de la prueba, pasé nueve horas pintando una escultura. Sin embargo, esa experiencia no me convenció del todo, así que decidí estudiar Historia del Arte. Esta decisión me permitió combinar mi habilidad artística personal con un conocimiento profundo del contexto histórico. Soy consciente de que ‘no se nace sabiendo’, por lo que me he dedicado a estudiar, estudiar y estudiar, utilizando el método de ensayo y error. Aunque es posible alcanzar un nivel técnico muy alto, creo firmemente que ser artista es algo más que técnica. Hay millones de personas que pueden dibujar tan bien como yo, pero para que un verdadero artista emerja, de alguna manera, es necesario destruir todo lo que se ha aprendido y explorar el arte como una forma de investigación. Como dijo Picasso: ‘Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño’. Esta cita resuena profundamente conmigo, ya que refleja la importancia de redescubrir y redefinir continuamente mi enfoque artístico para seguir creciendo y evolucionando como artista”.