Mario Iván B. Ruíz
*En el marco del Día del Profesional en Nutrición, especialista advierte de los retos para los sistemas de salud ante el exceso de alimentos densamente energéticos. *Destaca la implementación de los sellos de advertencia en alimentos como un avance; aunque falta camino por recorrer.
Coneme / En el marco de la conmemoración del Día del Profesional en Nutrición (27 de enero), la Mtra. Diana Fernanda Espinosa Serrano, profesora-investigadora de la Academia de Nutrición de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), señaló la necesidad de que las y los nutriólogos –así como quienes estudian esta disciplina– continúen trabajando en pro del Derecho a la Alimentación –plasmado en la Constitución mexicana y que dice que debe ser una alimentación adecuada, nutritiva, suficiente– y defenderlo desde la parte de la profesionalización que cada uno elija.
Según datos de El atlas 2023 de la Federación Mundial de Obesidad, predice que el 51 por ciento del mundo –es decir, más de cuatro mil millones de personas– padecerán obesidad o sobrepeso en los próximos 12 años.
Ante este escenario, la especialista destacó que un reto muy importante para los sistemas de salud en el mundo es la alta disponibilidad alimentaria y la accesibilidad alimentaria. “Es decir, observamos que hay un exceso de alimentos densamente energéticos, poco nutritivos y muy disponibles para toda la población; estos productos para alimentación se han convertido en la dieta –digamos– de la contemporaneidad”.
Esta parte de la disponibilidad alimentaria, añadió, se configura desde procesos históricos y económicos que surgen en nuestro país –de manera muy densa– a partir del Tratado de Libre Comercio (TLC); “se abren estos caminos a la comercialización abierta de estos productos. Y los procesos son económicos: estos alimentos te quitan el hambre y, si algo tiene México muchas veces, es hambre”.
Por otro lado, “los poderes económicos de la industria alimentaria han tomado decisiones durante mucho tiempo. Hubo estas riñas económicas y políticas para no regular la venta de estos alimentos. Durante mucho tiempo no se pudieron tomar decisiones para regularizar la venta de estos productos y, por tanto, el consumo. Sin embargo, a partir de que ocurre el cambio, se observa que hay avances, empieza a haber regulaciones que realmente son evidentes. Por ejemplo, si vas al súper, está la parte de los Sellos de Advertencia”, enfatizó.
La Mtra. Espinosa Serrano aseguró que los sellos son un paso adelante para las personas que han trabajado en regularizar el consumo de estos productos. Más que el consumo, es la disponibilidad lo que tendríamos que atender; buscar que haya alimentos saludables más disponibles, más accesibles, plantear estrategias en comunidad, hacer huertos urbanos y buscar que exista calidad en los alimentos.
Es necesario, abundó, que las y los nutriólogos acompañemos a la población para entender (los sellos) qué significan, “qué buscamos en un producto: que tenga más calorías, que tenga más proteínas, que tenga más hidratos de carbono. ¿Qué significa consumir estos productos? Es un trabajo que se está haciendo, es un proceso. Creo que estamos trabajando arduamente para revertir ciertas cuestiones que se vislumbraban, incluso, desde los noventas”.
“Entonces, nosotras y nosotros –como profesionales– debemos entender que sí podemos acompañar a las personas, es uno de los objetivos; entender que hay una línea muy delgada entre el discurso de la salud y de la estética y la belleza. Es decir, entender que existe la diversidad corporal, que hay personas que viven en cuerpos grandes y que no las podemos ver como que están enfermas” enfatizó.
Por lo anterior, consideró indispensable la actualización de los planes de estudios de las universidades que cuentan con licenciaturas de Nutrición. “Es muy importante que trabajemos en pro de actualizar esos planes de estudio, sobre todo porque el estudio de la nutrición humana ha sido una disciplina que evoluciona de una manera muy rápida. Por ejemplo, ahorita la parte del microbioma es un tema que han estudiado los expertos y que se tiene que integrar a la nutrición comunitaria”.
Como sociedad debemos considerar el riesgo que conlleva no tener un estado de nutrición adecuado. Necesitamos que, como expertas y expertos en nutrición, desarrollemos esta mirada de empatía, de comprensión hacia las personas que atendemos –ya sea en la clínica o ya sea en lo comunitario–, concluyó.