De la Redacción
*El 51% de las cuidadoras principales son económicamente activas; mientras que el 83% de los cuidadores principales varones lo son. *El presupuesto para cuidados en 2024 es de 44 mil 870 mdp, 21.7% menor a 2017.
Coneme / La actual organización social del cuidado es desigual, pues de los 22 millones de cuidadores principales (quienes brindan el cuidado más importante e intenso), el 87% son mujeres y el 13% hombres. Lo cual tiene repercusiones significativas tanto en el ámbito laboral como en términos de estrés en las personas.
En el documento ‘Una nueva organización social del cuidado. Reconocer, reducir y redistribuir los cuidados’, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), refiere que el presupuesto para cuidados aprobado para 2024 es de 44 mil 870 mdp, cifra 21.7% menor a lo ejercido en el mismo rubro en 2017.
Este presupuesto se divide en 12 programas presupuestarios que contribuyen a las labores de cuidado de la primera infancia (en quienes se concentra el 49.5% del presupuesto a través de centros de atención del IMSS, ISSSTE y la SEP), niñas, niños (31.3%), adolescentes (17.2%), personas con discapacidad (0.1%), mujeres e hijos (1.1%) y adultos mayores (0.8%). Cabe señalar que en este presupuesto no incluye las pensiones para personas adultas mayores y personas con discapacidad, ya que su objetivo no es permitir que la población acceda a servicios de cuidado.
La reducción del presupuesto para cuidados se relaciona con la eliminación de las escuelas de tiempo completo y el seguro de vida para jefas de familia, así como con el cambio de las estancias infantiles a transferencias monetarias a las familias. Acciones que no contribuyen a reducir y redistribuir los cuidados.
El CIEP expone que las labores de cuidado recaen en las mujeres, lo que repercute en una menor participación laboral femenina, pues de las cuidadoras principales, el 51% son económicamente activas, mientras que el 83% de los hombres lo son. Esta diferencia sugiere que los hombres mantienen su relación con el mercado laboral, mientras que, para las mujeres, cuidar se convierte en una ocupación de tiempo completo.
Además, el 51.6% de las cuidadoras principales estudiaron hasta educación básica, mientras que el 48% de los cuidadores principales lo hicieron. Proporcionar capacitación y oportunidades de formación específica a las personas cuidadoras es esencial para elevar la calidad del cuidado que brindan y profesionalizar las tareas de cuidado.
Frente a una sociedad que envejece, se requiere impulsar una mayor incorporación de las mujeres a la actividad laboral. Una nueva organización social del cuidado implica políticas públicas que reduzcan, redistribuyan, reconozcan, remuneren y representen los cuidados. Ante ello, planear e implementar un Sistema Nacional Cuidados es una tarea pendiente e impostergable para la siguiente administración.