Por Mario Iván B. Ruíz
*Hay que evitar que esta crisis derive en un enfrentamiento prolongado, mediante el diálogo y anteponiendo la integridad de la sociedad civil: Moisés Garduño García y Erika Susana Aguilar Silva
Coneme / Ante la lucha entre Israel y Palestina se debe reformular la ruta de paz e impulsar esfuerzos de carácter regional y mundial, a fin de pensar en la vida de sus pueblos y el respeto a la dignidad humana en ambas territorialidades. La paz no es posible sin justicia, sin el reconocimiento mutuo y el compromiso real de los actores internacionales, establecieron expertos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
En conferencia de prensa, Moisés Garduño García, investigador sobre dinámicas de conflicto de Medio Oriente, consideró: se requiere prender las alertas de seguridad para que la situación no escale y “llamar a serias investigaciones sobre los responsables inmiscuidos en este tipo de actos detestables: cualquier ataque contra población civil, en cualquier escenario bélico, es condenable ante los ojos del derecho y la ética internacionales, y debe evitarse a toda costa”.
Se debe poner por delante la integridad de las personas frente a los intereses políticos que se enfrentan con armamento bélico, abundó. Se trata de un combate asimétrico, donde participa el ejército más grande de Medio Oriente, el de Israel, y milicias armadas o apoyadas por Irán, es decir, el brazo armado del Movimiento Islámico de Resistencia (Hamás). “Lo que sí debe ponerse por igual es la vida de las personas y la necesidad de llamar a la responsabilidad a quien cometa crímenes de guerra, de lesa humanidad”.
Ahora se requiere un inmediato cese al fuego, el impulso de una conferencia internacional de paz donde se retome la situación de Palestina, no sólo desde la solución de los dos estados, sino con otro tipo de propuestas. Dialogar es básico, necesario y urgente para terminar con este tipo de problemas en Medio Oriente donde cualquier solución debe ser política y no militar, sostuvo el académico,
Asimismo, refirió que la operación militar se produce en el marco de los 50 años de la guerra de 1973 (también llamada Guerra de Yom Kipur), lo cual implica un simbolismo fuerte. “En mi opinión, Hamás ha dejado ver una operación militar bien planeada y organizada que seguramente tomó varios meses de preparación, esto con el objetivo de fortalecer su imagen al interior de la base social palestina, considerando el hartazgo de la sociedad civil ante los múltiples ataques israelíes en Nablus y Yenin en meses pasados y las provocaciones de diversos ciudadanos israelíes en el interior de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén”.
Lo anterior no justifica, pero sí explica, el uso de la fuerza directa por parte de Hamás que, por primera vez en la historia, ataca primero a Israel con esta magnitud, precisó el especialista en la conferencia de prensa ¿Qué pasa con el conflicto entre Israel y Hamás?
Además de que diversos medios de la región reportan más de 800 fallecidos israelíes y 560 palestinos, y miles de heridos, destaca que el movimiento islamista logró capturar a más de 100 personas, entre oficiales y civiles. Eso abre el rango de escenarios: implica que aspira a negociar un intercambio de prisioneros con ayuda de interlocutores como Qatar o Turquía, lo cual favorecería la desescalada de la confrontación antes de se intensifique.
También podría haber intercambio gradual de prisioneros incluso una guerra regional. Sin embargo, por lo que pasa en Ucrania, “hay pocos actores interesados en que esto escale”, aclaró.
En tanto, Erika Susana Aguilar Silva, profesora con especialidad en Medio Oriente, recordó que en este caso hablamos de un proceso de colonialismo por asentamiento en curso, de una ocupación militar que se ha prolongado por décadas en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, situaciones que generan consecuencias obvias como el aumento de violencia que estamos presenciando.
La académica universitaria cuestionó las narrativas que sostienen que las operaciones militares en curso interrumpieron un periodo de calma entre Palestina e Israel. Replicarlas contribuye a la invisibilización de crisis intermitentes que lejos de implicar el cese, al menos momentáneo, de enfrentamientos alrededor del planeta, han supuesto fuertes desafíos a la democracia, las libertades, la justicia y los derechos humanos en el Medio Oriente y el resto del mundo.
Esta dificultad, detalló, puede desdibujar la crisis política y las grietas al interior de la sociedad y el gobierno israelí, y del lado palestino, las facciones de Hamás y Yihad Islámica pretenden reivindicar su protagonismo en tanto presuntos representantes del pueblo palestino, ofreciendo muestras de que aun siendo la vieja guardia de los grupos de resistencia armada, cuentan con aliados estratégicos y la capacidad de hacer pasar al Estado de Israel uno de los peores y más humillantes días en su historia.
La reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU no ha sido contundente ni ha terminado con una declaración conjunta de condena a la incursión de las milicias palestinas; se ha limitado a reconocer la urgencia de proteger a las poblaciones que fluctúan entre el fuego cruzado, destacó Aguilar Silva.
Si bien la situación en curso podría fácilmente derivar en un enfrentamiento prolongado, “también es pertinente especular respecto a la posibilidad e incluso la necesidad de mostrar, o cuando menos aparentar un atisbo de voluntad negociadora y pactar un cese al fuego que incluya la exigencia a las partes involucradas de cumplir con las obligaciones y sanciones que dicte el derecho internacional”.
Un acercamiento con miras a suspender los ataques supondría un respiro para ambas poblaciones civiles, un alivio momentáneo a la problemática local de múltiples e importantes implicaciones regionales e internacionales. Sin embargo, la única forma de ver el fin a los ciclos de violencia es vislumbrando el fin mismo de la ocupación, concluyó.