Por Jaime Arizmendi
Coneme/Faltan 90 minutos para que inicie el espectáculo de Rosalía en el Zócalo de la Ciudad de México, y la oposición sigue escandalizada por el susodicho evento.
Ya se les olvidó que los espectáculos populares gratuitos para la ciudadanía existen desde los años 60 del siglo pasado, cuando el Divo de Linares, Raphael, solía presentarse con singular éxito en la Alameda Central, y nadie se escandalizaba.
Todos los domingos había festivales en las 16 demarcaciones políticas y, desde luego, había un presupuesto que destinaba para ello el entonces DDF, y nadie la hacía de jamón.
Es más, ya en los años 80 me tocó cubrir como reportero la magnífica actuación de Ray Conniff, Coros y Orquesta, ahí mismo en la alameda, y nadie la hacía de chorizo.
Emmanuel fue uno de los primeros artistas en brindar un concierto en el Zócalo, logrando un éxito impresionante ante unas 250 mil personas. Ahí estuve con él en ese evento.
Los Caminantes, aquel grupo de San Francisco del Rincón, también lograron en la gran plancha de cemento un éxito inusitado y después vendrían muchas figuras más para deleite de los grandes públicos: desde Marco Antonio Muñiz hasta Paul McCartney, pasando por Justin Bieber y Joan Manuel Serrat, hasta Pablo Milanés, Roger Waters y Café Tacuba, y nadie pegó el grito en el cielo.
Pero hoy, como se trata de golpear y atacar, nada les parece a los detractores de Claudia Scheimbaun.