Por Roxana Hebe Hernández
*Desde hace 33 años, José Nieto Alva opera uno de los dos autobuses con que cuenta este campus de la Autónoma mexiquense para transportar a la comunidad universitaria.
Coneme / ATLACOMULCO, Edomex.; 04 de abril de 2023.- Como ocurre con muchos mexiquenses, la vida y trayectoria laboral de Don José está estrechamente ligada a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx). Literalmente, creció a la par del Centro Universitario Atlacomulco, espacio que inició actividades en septiembre de 1984 y donde él empezó a trabajar el siguiente año, en septiembre de 1985, cuando tenía 29 años de edad.
A los 66 años -37 de ellos laborando en la institución educativa-, José Antonio Nieto Alva está a unos meses de jubilarse. Desde hace 33 años opera uno de los dos autobuses con que cuenta este campus de la Autónoma mexiquense para transportar a la comunidad universitaria, principalmente estudiantes, a actividades académicas, culturales y deportivas, así como llevarlos del campus al centro del municipio y viceversa.
Frente al volante del Somex, con número económico 014, que maneja desde hace una década, el universitario relató que en 1985 trabajaba como taxista. “Entonces me enteré que en el Centro Universitario solicitaban personal. Se decía que trabajar en la universidad era de lo mejor, así que averigüé y afortunadamente me abrieron las puertas y en apenas unos días me contrataron”, dijo.
Refirió que los primeros cuatro años trabajó como velador. “Solo había un edificio y no había barda, apenas teníamos cerca perimetral. Luego, al Centro llegó un autobús Ford, modelo 1974, y dado que sabía manejarlo, el director me pidió que me encargara de él y empecé a transportar a los alumnos a sus actividades, principalmente a Toluca. A pesar de que el autobús estaba viejito, jamás nos dejó tirados, porque la institución siempre busca que las unidades funcionen bien”, dijo.
Manejar un autobús es una gran responsabilidad, afirmó. De un buen desempeño frente al volante, aseveró, depende la seguridad y vida propia, pero principalmente las de los alumnos. “La carretera es impredecible, así que siempre manejo con precaución y afortunadamente nunca he tenido un accidente, lo cual para mí es una gran satisfacción”.
Cuando el autobús se envía a servicio, señaló, apoyo con gusto en las labores de mantenimiento, cortando pasto, barriendo, limpiando vidrios o como mensajero. “Correspondo con gusto a todo lo que mi universidad me da”, dijo.
Aseguró que siempre ha sido muy respetuoso con las y los estudiantes. Creo que, por eso, cuando me encuentro en la calle a algún egresado me saluda; incluso, algunas compañeras de mi hija que también estudiaron aquí hablan muy bien de mí y eso me permite sentirme orgulloso, me inspira a seguir esa línea, dijo.
La UAEMéx me ha dado todo
Desde que llegué, abundó, tengo la camiseta bien puesta. “Más de la mitad de mi vida he estado aquí y hoy puedo decir que estoy a gusto, contento, satisfecho de laborar en la UAEMéx, una institución sumamente benévola con sus trabajadores, quienes tenemos muchas prestaciones. Simplemente, con la pandemia, por la edad, estuve resguardado en casa y la institución jamás dejó de pagarme. Es un espacio laboral digno, seguro”.
La Universidad Autónoma del Estado de México, sentenció, me ha dado todo. Me permitió darle estudios de licenciatura a mis dos hijos, quienes ahora son posgraduados. ¿Qué más puedo pedir?
“Jehymy, mi hija, estudió aquí mismo Ingeniería en Computación y hoy es Maestra en Educación. Iván, mi hijo, estudió la Licenciatura en Derecho y en la actualidad es Doctor en Derecho. Ambos estuvieron becados por la institución. Ella tuvo mención honorífica y fue un gran orgullo acompañarla cuando le entregaron su reconocimiento en el Aula Magna, un lugar hermoso, lleno de magia, fuera de serie”, dijo.
Puntualizó que despedirse de la comunidad verde y oro será muy triste para él porque la siente como su familia. “Voy a extrañar la convivencia con los compañeros, los maestros y los directivos. Será un cambio brusco, pero ahora podré estar más cerca de mi familia, de mi esposa y mis hijos”.
“Siempre presumo que formo parte de la Universidad Autónoma del Estado de México. Estoy muy agradecido y contento de haberle servido durante tantos años”, concluyó José Antonio Nieto Alva.