Por Roxana Hebe Hernández

*José Juan Escobar Chávez explicó que el dispositivo universitario, en fase de patentamiento, tiene además el potencial de regenerar la piel al 100 por ciento

*Permite que permanezcan en la epidermis, por mayor tiempo, el medicamento y demás compuestos que contribuyen a la cicatrización

Coneme / Un parche con microagujas biodegradables cargadas con un antibiótico para el tratamiento de quemaduras de primer grado y heridas o úlceras en personas diabéticas, cuyo propósito es prevenir infecciones y favorecer la cicatrización de ese tipo de lesiones, fue diseñado por especialistas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, liderados por José Juan Escobar Chávez.

Se trata de dispositivos adhesivos que se aplican sobre ese tipo de laceraciones y, una vez colocados, liberan el fármaco que interactúa en la piel afectada, sin llegar al torrente sanguíneo, detalló en entrevista el investigador universitario.

Contienen un solo antibiótico, una cefalosporina de amplio espectro para cubrir mayor número de microorganismos, además de factores como D-pantenol y colágeno, que contribuyen a la regeneración de la epidermis y a generar un buen entramado y proceso de cicatrización; además, ayudan a la humectación y favorecen la renovación de células, indicó el especialista.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, en México cada año cerca de 13 mil personas sufren algún tipo de quemadura, más de mil casos ocurren en población infantil, donde nueve de cada diez son por agua, aceite y alimentos preparados. El resto son ocasionadas por fuego directo, descargas eléctricas o por contacto con químicos.

En tanto, una de las complicaciones más comunes de la diabetes es el pie diabético que, indica la Organización Mundial de la Salud, es la infección, ulceración y destrucción de tejidos profundos de las extremidades inferiores. El daño de los nervios de los pacientes provoca pérdida de sensibilidad en los pies, razón por la cual no siente una cortadura, ampolla o llaga. Estas lesiones pueden causar úlceras o infecciones y, en sucesos graves, la amputación.

Problema mayor

José Juan Escobar, especialista en Diseño y caracterización de formas farmacéuticas no convencionales, indicó que las quemaduras, al igual que las heridas crónicas, son difíciles de tratar y su atención representa un costo significativo para el sector salud; son parte de las 20 principales causas de enfermedad en México.

Por ejemplo, en 2021, en nuestro país se reportaron 13 mil casos de pacientes con ese daño en diferentes grados. De acuerdo con estudios epidemiológicos del Sector Salud, tan solo en 2018 se reportó un gasto de casi dos mil millones de pesos en atención hospitalaria en general.

De esa cantidad, 46 millones, aproximadamente, están relacionados con atención ambulatoria, área responsable de atender heridas crónicas tratadas mal, o que evolucionaron de manera negativa, como el caso del pie diabético, y que con seguridad se incrementará con los años debido a que es el país con mayor número de personas diabéticas en el mundo y con ese tipo de heridas, además por el envejecimiento de la población, describió el experto.

Por ello, el interés para realizar el proyecto -dirigido al tratamiento de quemaduras grado uno-, el cual se encuentra en fase de patentamiento y es resultado de la investigación bajo su tutela, de los alumnos de posdoctorado Pablo Serrano Castañeda; y de licenciatura en Farmacia, Diego Alonso Gutiérrez Pérez y Luis Fernando Castillo Carmona. Cuenta con el apoyo de los proyectos PAPIIT-CG100220, Conacyt-CF140617 y Cátedra de Investigación 2206 (FESC).

Sus cualidades

Precisó que “se tienen a disposición ungüentos, cremas y geles; sin embargo, por las características de las quemaduras o heridas crónicas, dichos productos no se retienen de manera adecuada. Ante ello, buscamos tratar este tipo de heridas de una mejor manera y favorecer los procesos de cicatrización”.

Escobar Chávez abundó que el plus del desarrollo es el antibiótico que contiene para prevenir problemas infecciosos, además de permitir mayor tiempo de retención del medicamento en la zona afectada y de los factores que ayudan a la regeneración de la piel; es decir, mejor cicatrización en menor tiempo.

El parche tiene potencial de regenerar la piel al 100 por ciento, sus dimensiones aproximadas son de 25 centímetros cuadrados (5 X 5 centímetros), aunque en función del tamaño de la herida podría elaborarse de tamaño mayor. Si se trata de laceraciones en estadios tempranos, la extensión del arreglo podría ser más pequeña. Esa es parte de la versatilidad de este sistema.

El invento universitario fue evaluado mediante pruebas mecánicas importantes como resistencia a la ruptura, adhesión y poshumectación, porque en las heridas crónicas y en quemaduras las diferentes capas de la piel quedan expuestas, por ello es necesario asegurar que los parches queden adheridos, aun en esa condición de las heridas.

De acuerdo con el especialista, se efectuaron estudios de liberación del antibiótico a través del arreglo de microagujas, y de permeación in vitro para lo cual se utilizó piel sana y dañada. El objetivo fue simular este tipo de patologías o accidentes.

También se llevaron a cabo evaluaciones in vivo en un modelo animal (roedores), las cuales mostraron características positivas en cuanto a evolución de cicatrización de heridas en pie diabético y en quemaduras, proceso que llevó una semana y media, lo que significa menor tiempo de regeneración de la piel, comparado con otros sistemas evaluados, de ahí su relevancia.

Escobar Chávez destacó que en los estudios de permeación realizados en piel sana e hidratada, se demostró que prácticamente el medicamento se queda retenido en capas superficiales de la piel, “lo cual es positivo para los fines que buscamos y porque solo queremos que se quede a ese nivel, sin necesidad de que sea absorbido, pase a la sangre, y se distribuya a todo el organismo, eso no nos interesa”.