Por René Valadés
Coneme / Las conversaciones que se están llevando a cabo entre los gobiernos de México y Estados Unidos sobre el uso del maíz genéticamente modificado, representan una gran oportunidad para el desarrollo de la industria avícola mexicana.
La Unión Nacional de Avicultores (UNA) confía en que los negociadores alcancen acuerdos que beneficien a la región y propicie su desarrollo económico y social.
Asimismo, aplaude la modificación de la vigencia de entrada en vigor de la restricción de la importación y uso de los OGM´s hasta enero de 2025.
En ese sentido, manifiesta que con el objetivo de brindar certidumbre para el pleno desarrollo de la industria avícola mexicana, es necesario que se, modifique y aclare, a través del Diario Oficial de la Federación (DOF), que la prohibición del uso de maíz genéticamente modificado (OGM), no es aplicable al consumo del sector pecuario.
Lo anterior fue expresado por David Castro Monroy, presidente de la UNA, quien recordó que ante la consulta realizada por la UNA en abril de 2021, la SADER respondió que el decreto del 31 de diciembre de 2020, en que se prohibe el uso de maíz genéticamente modificado, no incluye maíz para consumo animal, toda vez que su ámbito de aplicación corresponde únicamente al consumo humano”, se señaló en la respuesta oficial.
La importancia de la publicación en el DOF, sobre la respuesta a la consulta efectuada por la UNA, permitirá crear un ambiente de certidumbre y ofrecerá espacios de diálogo entre los sectores involucrados para la planeación y ejecución de programas que nos lleven a la autosuficiencia de la producción nacional de maíz destinado al consumo pecuario, añadió Castro Monroy.
La UNA considera que la modificación en el decreto, aseguraría el acceso de los productores pecuarios a las importaciones de maíz amarillo, suficiente para cubrir las necesidades de la producción de proteínas de origen animal.
El consumo nacional de maíz blanco y amarillo es superior a 42 millones de toneladas, mientras que la producción nacional es de 28 millones de toneladas.
El consumo nacional de maíz para el sector pecuario es de 20 millones de toneladas y representa 47% del total nacional.
La Tasa Media de Crecimiento (en los últimos 5 años) del consumo pecuario ha alcanzado 6.4%, mientras que la producción solo 0.8 %, esta es una razón de mucho valor para analizar nuevamente la disposición emitida.
El consumo de maíz amarillo en México, es superior a los 18.5 millones de toneladas, el 80% corresponde al sector pecuario, es decir 15 millones. El 45% de los insumos para la alimentación del sector pecuario corresponde a maíz.
La industria avícola ha sido considerada como un sector estratégico para la alimentación y la economía del país.
La avicultura genera más de 1.2 millones de empleos directos e indirectos en todo el país. Es importante considerar que estos, se dan en zonas marginadas donde la actividad es el principal motor de desarrollo.
La industria avícola, después del sector de la tortilla, es la actividad que más maíz consume, y compra todos excedentes comercializables que se dan en las distintas regiones de México.
Tan solo en la avicultura, el consumo de maíz amarillo es de 10 millones de toneladas, su peso en costos es de 60%.
La avicultura consume alrededor de 16.5 millones de toneladas de alimento balanceado, de las cuales 10.4 millones de toneladas (63%) corresponden a granos forrajeros, en su mayoría maíz; 3.3 millones de toneladas a pasta de soya (20%) y 2.8 millones de toneladas a otros ingredientes (17%).
Los productos avícolas son las proteínas más consumidas en México. Actualmente el consumo per cápita de huevo alcanza los 24.2 Kg, mientras que el de pollo llega a los 33.47 Kg por habitante al año. En ese sentido, podemos decir que 6 de cada 10 kilos de proteína animal que se consumen en nuestro país, pertenecen a productos avícolas.
El 31 de diciembre de 2020, se publicó en el Decreto por el que se establecen las acciones que deberán realizar las dependencias y entidades que integran la administración pública federal, en el ámbito de sus competencias, para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos.
Son utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente.