Por Roxana Hebe Hernández
*Me rodean los libros. No podría estar sin ellos. Me atosigan. Me pesan. Me encantan… Angelina Muñiz-Huberman *Debe combatirse el empobrecimiento gramatical y enriquecer el léxico para entender mejor el mundo exterior: María Rosario Dosal Gómez *Nuestra acción o inacción en los próximos ocho años determinará nuestro destino, afirma Joanne Chory
Coneme / Recién investidas con el doctorado honoris causa por la UNAM, Angelina Muñiz-Huberman, María Rosario Dosal Gómez y Joanne Chory hablaron, en diferentes encuentros ante la comunidad universitaria, sobre sus saberes y aportaciones a la sociedad.
Antaño, los libreros eran hombres que sabían todo, recomendaban muchas cosas y era un mundo de conocimiento; hoy en día no lo necesitan, tienen las computadoras y tampoco requieren conocer todo. Lo importante es seguir leyendo, sin importar si se trata de libros antiguos, tablillas de barro o tabletas electrónicas, el caso es leer, expresó Angelina Muñiz-Huberman.
La también ganadora del Premio Nacional de Artes y Literatura 2018 compartió con estudiantes y maestros de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán parte de su texto “Los libros ¿por qué?”, publicado en Literal, Latin american voices/Voces latinoamericanas:
“Me rodean los libros. No podría estar sin ellos. Me atosigan. Me pesan. Me encantan. Están en todas las habitaciones. Arriba y abajo, por las esquinas, los recovecos, los intersticios. No hay lugar sin ellos. Son el lugar en sí. Han desplazado a los muebles: en las sillas son columnas, en la mesa han atestado, en la cama tengo que empujarlos. Treparon por las paredes y ahuyentaron cuadros y fotografías. Les pido permiso para que me dejen pasar. Pero son muy educados y me dejan”.
Muñiz-Huberman -autora de Morada Interior y Huerto cerrado, huerto sellado, entre otras obras- participó en un conversatorio en la FES Acatlán, junto con el director de esta institución, Manuel Martínez Justo; y el académico Rubén Darío Jaime. Aquí, la reconocida escritora definió: el libro es una esperanza porque incendia sin quemar y abraza sin herir, pues todo es posible en sus páginas, las cuales en momentos de grandes conflictos suelen ser quemadas, aunque copias de esos textos perduran gracias a los amantes de sus enseñanzas.
La literatura abre intelectos
María Rosario Dosal Gómez, docente durante 54 años de esta casa de estudios, se declaró defensora del buen uso del idioma porque “la lengua es indispensable y la literatura abre intelectos”.
El aumento de vocabulario incidirá sobre la capacidad intelectual del universo, porque para entender mejor el mundo exterior es necesario enriquecer el léxico, aseguró en el auditorio de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) 9 “Pedro de Alba”, ante la directora General María Dolores Valle Martínez: el titular del plantel, Raúl Rodríguez Díaz, así de la comunidad universitaria.
En su conferencia magistral “Mérito extraordinario, ¡ser docente!”, la académica de 90 años de edad, relató que en una investigación conjunta de profesores preparatorianos con la FES Acatlán y El Colegio de México, encontraron que la carencia de un vocabulario adecuado dificulta a los jóvenes la comprensión de textos, por ejemplo, desconocen el significado de las palabras: entidad, litoral y carecer.
La maestra en Letras por la UNAM y en las universidades Central de Madrid e Internacional Menéndez Pelayo, de España, con estudios de Especialización en Filología, recordó: Mi formación como alumna y maestra se la debo a la UNAM, desde febrero de 1966, por lo que siento distinción, orgullo y honor.
De acuerdo con la galardonada, “la Universidad ha evolucionado junto con el país, está a la altura de las circunstancias más complejas, se asume como uno de los medios esenciales para la realización personal y social. Ha sido el espacio idóneo para auspiciar el surgimiento y el avance de las tendencias del pensamiento, tradición, de desarrollo y valor”.
Solución al calentamiento global
He venido aquí a dejarles un mensaje: está en nuestras manos hacer un cambio ante el cambio climático, dijo la doctora Joanne Chory.
La reconocida genetista de plantas enfatizó: “Pensamos que la naturaleza es la mejor solución, porque las plantas evolucionaron hace 500 millones de años para capturarlo o secuestrarlo y, a través de la fotosíntesis, fijar el carbón como azúcares y otras moléculas. Al mejorar la capacidad de la naturaleza para almacenar más carbono en el suelo durante más tiempo, podemos mitigar el cambio climático”.
Al dictar la conferencia magistral Fighting Climate Change with Plants: It takes a global village to solve a global problem, ante investigadores y estudiantes de los institutos de Biotecnología, Ecología y Ciencias Genómicas, la también experta del Instituto Médico Howard Hughes alertó que cada año la humanidad libera 37 gigatoneladas de este gas a la atmósfera, que se suman a las 727 liberados por la naturaleza; sin embargo, el planeta solo puede procesar 746, lo que deja un sobrante anual de 18 gigatoneladas de CO2.
La propuesta de Chory es el uso de una biomolécula, llamada suberina, que puede optimizar la capacidad natural de las plantas para capturar y almacenar carbono, la cual podría aspirar hasta 20 veces más CO2.
En el auditorio Francisco Bolívar Zapata, en Cuernavaca, Morelos, detalló que al fortalecer con esta substancia a plantas como el trigo, maíz, arroz, soja, sorgo y la colza, el planeta se podría contar con 768 millones de hectáreas de tierra dedicadas a la extracción de carbono, por lo que hoy dirige la iniciativa de aprovechamiento de plantas (HPI, por sus siglas en inglés) del Instituto Salk. No requiere de nueva tecnología o infraestructura, además generar nuevas semillas, lo que minimiza los costos de distribución.
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