Por Alberto Woolrich
Coneme / En las presentes líneas pongamos manos a la obra, pensando que a Esopo el gran fabulista de la antigua Grecia, le asistía toda la razón cuando decía: “Para quien se decidió a obrar injustamente, no debe haber defensa, ni siquiera por justa que ésta sea”.
Agreguemos a lo anterior que en ésta Cuarta Transformación de la Nación y en su forma de gobernar hay, además, en ocasiones, un propósito de ocultación verdaderamente reprochable. Así, por ejemplo, en tema tan importante como la procuración de justicia, se procedió a alterar la regulación vigente para convertirla en adquisición de injusticias. Así es; terminante y rotundamente.
En la Fiscalía General de la República de Alejandro Gertz Manero, como de puntillas y a escondidas, se dice que se procura justicia combatiendo a la delincuencia. En la actualidad ésta importante misión constitucional es de imposible acceso, de forma que es quimérico encontrar la justicia. Parece como si los Agentes del Ministerio Público de la Federación se avergonzaran de procesarla y quisieran disimularlo.
Pero ¿Cabe el enmascaramiento jurídico?. ¿Se puede sentir bochorno de combatir a la delincuencia?. ¿De procurar justicia?. ¿Se puede investigar a los infractores de la ley penal silbando y mirando para otro lado?. ¿Pueden decir los Garantes de la Sociedad que el Código Penal Federal está ahí de casualidad y que no se habían dado cuenta de su existencia?.
Mencionemos también que el propio Código Penal Federal, ese código tan alabado como el más grande logro de la democracia, ha sido tan pisoteado que ha comenzado a prostituirse. La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., observa, con estupor que el Fiscal General de la República es el responsable de ello, por brindar impunidad a la narco-política. La verdad es que nuestra sorpresa no tiene límite. ¿Se habrán suprimido los delitos, en lo obscurito y por la noche, y nosotros no nos hemos enterado?.
Pero tercos e insistentes, creyentes de que sigue vigente y menos que no se ha derogado bajo el gobierno del actual Presidente, damos continuidad a nuestro reclamo de meter en prisión –al narco delincuente jurídico– más importante de la Historia Patria. Procedamos con sistema. Se impone la lectura total del Código Penal; letra a letra; palabra a palabra; sílaba a sílaba; artículo a artículo; del principio al fin. Sabemos que Alejandro Gertz Manero juega a esconder la justicia.
¿Dónde la habrá ocultado?.
Después de una apasionante búsqueda, con posterioridad a una amplia, prolija y fecunda lectura, lo encontramos. Ahí estaba. Pero ¡diantres!. ¿Dónde estaba?. Se encontraba en su articulado. Pero eso sí bien resguardada por una supuesta Seguridad de Estado. Algo retorcido, ¿No?.
A la sonrisa triunfal con que nos adornamos tras la búsqueda unimos una pregunta sin respuesta: ¿Porqué no se ha investigado a la narco-política?. Misterio.