Por Ariadna Arizmendi
Coneme / Tlamacazapa, comunidad náhuatl de Guerrero, ubicada a 40 minutos del pueblo mágico de Taxco de Alarcón, es la tierra en donde alrededor de 80% de la población se dedica a la técnica de tejido de nudos con palma silvestre.
Sebastián Gregorio Moreno, artesano y coordinador de artesanos dedicado a este trabajo desde que tenía 8 años, comenta en entrevista que, en Tlamacazapa familias enteras se dedican a la elaboración de artesanías con esta técnica, la cual aprenden de generación en generación.
Actualmente el maestro Sebastián coordina 750 artesanas y artesanos. No obstante, en la comunidad habitan aproximadamente siete mil personas, entre ellas, cuatro mil trabajan la palma, y muchas más elaboran pulseras de hilo y otras manualidades.
“Elaboramos cestería en general como bolsas, canastas para ropa, cestos para las tortillas o para la ropa; petates, porta fotos, bolsas, maletas para laptops y tabletas, y hasta fundas para celulares o joyería combinada con la palma. Con la palma se puede hacer lo inimaginable”, asegura el artesano, quien actualmente ha incursionado en la herrería que resalta con detalles con palma tejida.
En Tlamacazapa, dice, se teje entre semana y los fines de semana los ocupan para salir a vender a diferentes puntos como balnearios, mercados, plazas públicas, mercados, ya sea de pueblos cercanos o hay quienes se aventuran a hacer un viaje a la Ciudad de México o al Estado de México donde, dice el entrevistado, tienen buena venta y pedidos.
Para elaborar estas piezas de arte tradicional, hay que remojar la palma duranta 20 minutos, para que no lastime las manos y para que no se astille, “es un proceso largo, delicado, laborioso y sí es cansado, pero ya con la práctica las cosas se van facilitando”, cuenta el artesano, quien es parte de la tercera generación en su familia que se dedica al tejido de palma silvestre para distintos productos.
Agrega que tanto hombres como mujeres salen a las cinco de la mañana a cortar la palma, y lo hacen con el debido cuidado porque requiere de un corte adecuado para que su materia prima siga creciendo.
Sebastián Gregorio explica que hay dos tipos de palma, una es la “sazona” y otra es la de “costilla”, en ambos casos trabajarlas requiere al menos de 10 días. La palma tierna, como le llaman, se desmenuza, se cose con agua caliente y se seca al sol por varios días por los dos lados para que quede blanca y tenga un color adecuado “conforme vamos tejiendo se va mojando la palma para que no se rompa al momento de hacer el tejido y el anudado”.
El coordinador de artesanos de Tlamacazapa expone que las mujeres indígenas de esta comunidad han estado innovando al tejer diversas piezas de palma. Antes de elaborar piezas tradicionales como el petate, el canasto para la tortilla, el canasto para el pan, o para la ropa, ahora hacen incrustaciones de tejido de palma en joyería y portafolios para computadora. Además de utilizar pintura como la anilina y colores naturales como café, jamaica y otros tintes naturales para hacer más atractivos sus productos.
En la comunidad se preparan durante todo el año para las ventas fuertes de diciembre, por lo que poco a poco van tejiendo los objetos de temporada como canastitas, esferas, pinos, o lo que se les vaya ocurriendo que pueda ser comercializado para la ocasión.
Gregorio Moreno comenta que, lejos de que esta artesanía desaparezca es un trabajo que está en innovación para que las ventas no decaigan. “Constantemente se trabaja en otros diseños en combinación con otros materiales. Por ejemplo, en los meses de confinamiento por la COVID-19, no podíamos salir a vender, así que se me ocurrió hacer un esqueleto como los que hacen allá en Michoacán y lo tejimos con palma, de ahí surgió la idea de hacer porta lámparas con diferentes diseños, los subí a internet y de inmediato la gente me comenzó a solicitar precios y diseños, por ello es que siento que esto va para arriba, la cosa es saberlo comercializar y siempre innovar”.