Por Gabriela Arvizu
Coneme / Para hacer frente a complicaciones a la salud ocasionadas por el incremento de los niveles de ozono en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), situación a la que se suma el hecho de que las condiciones meteorológicas favorecen la formación y acumulación de ese gas, además la presencia de temperaturas y radiación solar altas, vientos débiles y poca nubosidad, especialistas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, hacen diversas recomendaciones para que se apliquen de manera institucional e individual.
Entre las medidas a adoptarse, además de las restrictivas para los vehículos automotores de la Zona Metropolitana, para el caso de la CDMX se conoce que reducir tanto las fugas y las emisiones de quema de gas LP, y dado que los equipos para calentar el agua reciben poco o nulo mantenimiento y son los que propician el mayor consumo en los hogares, sugieren acortar el tiempo del baño y preferiblemente ducharse por la tarde, pues al haber menos actividad solar, se reduce la formación de ozono.
Asimismo, ante la estimación de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) de que se registren entre 3 y 5 contingencias ambientales entre marzo y junio, y por estar en la temporada de altas temperaturas, también plantean los investigadores del ICAyCC que en los distintos órdenes de gobierno se sigan impulsando medidas para prevenir y reducir emisiones como son: la vigilancia y continuidad del Programa de verificación vehicular; la distribución de gasolinas con menor volatilidad y la readecuación de las normatividades al respecto; acciones preventivas para evitar incendios forestales y la coordinación entre todas las entidades federativas que contribuyen a la calidad del aire de la ZMVM.
Sugieren además estar cotidianamente informado sobre el pronóstico meteorológico y la calidad del aire; mantener en buen estado tu vehículo; reducir el uso de pinturas con solventes; y cargar gasolina por la mañana (antes de las 10 am) o por la noche (después de las 7 pm) para reducir la evaporación de ésta, preferentemente propiciar el trabajo a distancia y las compras en línea.
Así este año
El pasado 29 de marzo el nivel de ozono rebasó las 160 ppb en la zona de Santa Fe al poniente de la Ciudad de México lo que llevó a las autoridades a declarar Contingencia Ambiental con medidas restrictivas para los vehículos automotores de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), con el fin de evitar complicaciones en la salud de sus habitantes.
Cada año, principalmente en los meses de marzo hasta junio, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) declara contingencias ambientales. En este periodo la concentración de ozono alcanza niveles altos y supera con mayor frecuencia los valores límites de la Norma (NOM-020-SSA1-2021). En estos meses las condiciones meteorológicas de la ZMVM favorecen la formación de ozono y su acumulación, además se presentan temperaturas y radiación solar altas, vientos débiles y poca nubosidad. Estas condiciones cambian a partir de junio con la presencia de las primeras lluvias, afirmó Agustín García.
Las condiciones meteorológicas durante la primera contingencia del 2022
La primera contingencia del año se debió principalmente a las condiciones meteorológicas que se presentaron de la semana del 28 de marzo al 1 de abril por la presencia de un sistema de alta presión en gran parte del país, que disminuyó el transporte vertical de contaminantes generados cerca de la superficie, y estuvo asociado con vientos débiles, aunado a los cielos despejados, la alta radiación y temperaturas relativamente altas para el Valle de México.
En los días previos a la contingencia, a nivel de superficie, se desarrolló un sistema de baja presión muy profundo lo cual generó vientos que ayudaron a mitigar la contaminación de la metrópoli. “Estos fenómenos ya se han observado en varias en ocasiones y son motivo de análisis por parte de algunos colegas del ICAyCC”, declaró Arturo Quintanar.
Aunado a esto, la activación del “semáforo verde” en la ZMVM llevó a un aumento en la movilidad vehicular y por tanto en las emisiones de contaminantes a la atmósfera, en especial los precursores de ozono, precisó Telma Castro, investigadora del grupo Aerosoles Atmosféricos.
El ozono provoca irritación del aparato respiratorio lo que produce una disminución de la capacidad respiratoria y predispone a las infecciones en este sistema. Estudios han mostrado que la incidencia y gravedad de la enfermedad por COVID está asociada al incremento de concentraciones de partículas respirables y dióxido de nitrógeno, además de su relación con las concentraciones de ozono, comentó Óscar Peralta, investigador del mismo grupo.
La química de la atmósfera
Estas condiciones meteorológicas favorecen el potencial de formación típico de ozono en la zona metropolitana. “El ozono a nivel superficie se forma a partir de las emisiones de sus precursores, los óxidos de nitrógeno (NOx), generadas principalmente por la flota vehicular, y los compuestos orgánicos volátiles (COV) emitidos por la volatilización de gasolinas, solventes e incluso fugas de gas LP, y que, bajo la influencia de la luz solar y reacciones fotoquímicas llevan a la formación del ozono y otros contaminantes”, explicó Ricardo Torres, responsable del grupo de Fisicoquímica atmosférica del ICAyCC.
No obstante, esta formación no es inmediata a la emisión de los precursores, sino que conforme el viento va transportando esas masas de aire, el ozono se va formando. De esta manera, las emisiones de la mañana de NOx y COV, llevan a que las concentraciones más altas del día de ozono se registren viento abajo unas horas después de las emisiones.
Cuando las condiciones meteorológicas son favorables para la dispersión y ventilación de las masas de aire a través de las montañas que rodean al Valle de México, los niveles de ozono se mantienen a un nivel que generalmente es cercana a la concentración límite recomendada por la normatividad nacional.
Por otro lado, y no menos importante es la influencia del aumento de la temperatura ambiente que, además de incrementar la emisión de COV, tanto de origen antropogénico como biogénico, favorece la rapidez con la que se desarrollan las reacciones fotoquímicas productoras de ozono. Otros factores incluyen las contribuciones de NOx y COV generados por quemas agrícolas e incendios forestales de las cuencas vecinas que alcanzan a ingresar al Valle de México.