Por Gabriela Arvizu
Coneme / Los palabras más utilizadas del español son las llamadas funcionales, es decir, preposiciones, conjunciones y artículos que le dan la estructura al lenguaje. Las menos usadas son los sustantivos, adjetivos, verbos o adverbios, revela una investigación en la que participó Carlos Gershenson García, experto del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) y del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3).
Con motivo del Día del idioma español en las Naciones Unidas, Gershenson García compartió parte de los resultados del estudio “Dynamics of ranking”, el cual mostró que: de, la, en, y, el, que, a, los, del, se, las, por, un, con, una, no, para, su, es y al, ocupan los primeros 20 lugares de los vocablos más utilizados en el idioma, lo que significa que no hay ningún sustantivo.
El idioma cambia con el tiempo, y lo que genera modificaciones es el uso que se hace de él, por lo que es importante discutir cuál es la mejor forma de emplearlo para cumplir una regla y evitar malentendidos, ser claros ya que puede influir en las decisiones que tomemos y el comportamiento que se tenga, enfatiza.
“Estamos en un momento en el que podemos realizar estudios y entre más entendamos cómo funciona o evolucionan los lenguajes podremos usarlos de mejor manera”, considera.
Para el trabajo, el investigador universitario y sus colaboradores aprovecharon textos escaneados por Google Books que van del siglo XVII al año 2009, en los cuales es posible ver esta evolución. Por ejemplo, si nos enfocamos solo a los sustantivos, las palabras más frecuentemente empleadas en el año 1700 fueron: fe, señor, cardenal, rey, dios, solo, tiempo, tan, duque y ácido.
En el año 1800: dios, parte, tiempo, solo, señor, hombre, cuerpo, vida, modo y hombres. Para 1900: señor, ley, gobierno, estado, derecho, años, año, ciudad y artículo; es decir, el texto deja de ser más religioso y es más estadista, se habla ya no sobre Dios, sino del gobierno o personajes. Mientras que para el año 2000 los sustantivos frecuentes fueron: parte, años, estado, vida, año, nacional, tiempo, social, forma y política.
El especialista en sistemas complejos detalla que el cambio en la utilización frecuente de palabras es interesante, pues el uso que se hace del lenguaje muestra los cambios sociales, por ejemplo, la palabra “social”, la cual no está entre las más utilizadas antes de 1900.
El segundo más importante en el mundo
Al ser uno de los seis idiomas oficiales de la ONU, a partir de 2013 la organización celebra cada 23 de abril al español en honor al aniversario luctuoso de Miguel de Cervantes Saavedra, convencidos del papel central de esta lengua para el entendimiento de los pueblos, la tolerancia, y el respeto a la diversidad cultural y lingüística para difundir un mensaje de paz en el mundo.
El organismo internacional busca promover los idiomas oficiales en sus áreas de trabajo, entre ellos el español, para lo cual cuenta en sus plataformas con servicios de interpretación y traducción, además de programas de lenguas y comunicación para sus empleados o los servicios de comunicación externa multilingües.
Gershenson García recuerda que hace más de 15 años la Unión Europea se amplió de 15 a 25 miembros y había la preocupación de que “los idiomas grandes se comerían a los chicos”, pues algunos son hablados por menos de cinco millones de personas. En ese sentido, es más fácil que adopten los que son más usados por la asimetría. “Pero lo que hemos visto es que en muchos casos la globalización ha fomentado el nacionalismo, tanto en su aspecto positivo como en el negativo”.
No todo el mundo sabe, enfatiza el universitario, que el español es el segundo más importante como lengua nativa, después del mandarín, debido a la influencia del imperio español y sus colonias; el tercero más hablado en el orbe es el inglés. “Gracias a la globalización, a la migración y demás, ha habido influencia del español en otros idiomas de distintas maneras”.
El experto en Sistemas Complejos precisa que el análisis que él y su equipo realizó hace casi diez años cuando los físicos Germinal Cocho y Jorge Flores le comentaron la inquietud de conocer cuáles palabras eran las más recurrentes en los idiomas. Se percataron que eran viables herramientas como Google Books para revisar la frecuencia del uso de acuerdo con diferentes años, los cuales analizaron junto con Carlos Pineda, Sergio Sánchez, entre otros colaboradores y estudiantes.
A los investigadores les interesó saber cómo cambiaba el lenguaje y cómo se mostraba en diferentes grupos de datos, es decir, los vocablos de mayor uso en determinados momentos de la historia, lo cual ayuda a comprender mejor cómo ha evolucionado el lenguaje. Uno de los aspectos que más les llamó la atención es que se podía caracterizar la evolución del idioma con las mismas medidas.
“Lo interesante es que en el tiempo las palabras funcionales casi no han cambiado, aunque hay excepciones. Por ejemplo, en el español la A se acentuaba hasta 1911, entonces en nuestras listas la A con acento estaba en cierto lugar hasta ese año, luego sale, pero entra la A sin acento; es decir, solo cambió la convención de cómo escribirla”, refiere Gershenson García.
“Se nota que el inglés ha estado incrementando su influencia en otros idiomas, pero también es interesante ver la influencia que otros han tenido en la historia. Por ejemplo, el alemán bajó su influencia después de la Segunda Guerra Mundial en otros idiomas y es algo en lo que estamos trabajando”, comenta el investigador.
Gershenson García recuerda que el idioma es una de las herramientas más flexibles de la comunicación, que se adapta al tiempo y lugares en los que se emplea, de ahí que en México se utilizan sin traducción palabras en inglés (test, por ejemplo) que son comprendidas por numerosas personas, y en naciones como Estados Unidos es posible encontrar expresiones originarias del español, como the whole enchilada para enfatizar una cosa completa.
Los investigadores también revisan la influencia en distintas naciones de los llamados emojis, así como su empleo racial. Por ejemplo, aquellos en los que se puede cambiar el color existe un fuerte sesgo a utilizar los de colores claros.