Por León Ossio
Coneme / Con motivo de los 100 años del muralismo en México, la UNAM, a través del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) y de la Gaceta UNAM, emprende un ejercicio de difusión periodística para dar a conocer algunos de los murales que forman parte de su patrimonio, e impulsa un proceso de reflexión colectiva sobre el origen y contexto de su creación.
A partir de este lunes y todos los lunes hábiles de 2022, la Gaceta UNAM presentará a sus lectoras y lectores algunos de los más representativos murales que forman parte del patrimonio universitario.
Se trata de información de alrededor de 35, de las cerca de 150 obras, que tiene la Universidad bajo su resguardo, con la colaboración, invaluable asesoría y el rigor académico de especialistas del IIE.
De esta manera, la Gaceta y el IIE conmemoran “UNAM, 100 años de muralismo”, un proceso que le daría un lugar preponderante al arte mexicano en una sociedad cambiante, y un lugar en el arte moderno mundial que determinaría el curso de la historia plástica de nuestro país durante una parte del siglo XX.
El muralismo ha sido parte de la historia de la UNAM desde entonces. Hasta la fecha, la Universidad promueve formas renovadas de arte público.
Entre 1921 y 1922, Roberto Montenegro creó el mural El árbol de la vida, en la Sala de Discusiones Libres de la Universidad Nacional de México, que ocupaba el extemplo de San Pedro y San Pablo. Entre 1922 y 1923 Diego Rivera pintó La creación, en el anfiteatro “Simón Bolívar” de la Escuela Nacional Preparatoria. Esas dos obras dieron inicio al movimiento de pintura mural mexicana.
Se trató de intelectuales que supieron reservar un espacio autónomo para la búsqueda estética; y podemos aventurar que fue esa independencia de criterio lo que les permitió consolidar el carácter público de su creación.