Por Alberto Woolrich
Coneme / Francis Bacon, quien fuera un célebre Primer vis conde de Saint Albans y canciller de Inglaterra, amén de ser un abogado y prestigiado político, padre del empirismo filosófico, dijo y lo dijo bien claro: “Los hipócritas suelen engañarse más a sí mismos que a los demás”.
Coincidente con dicho pensamiento en la época de Cicerón se decía: “malus ubi bonum se simulit, tunc est pessimus”, lo que significa: “El malo, cuando se finge bueno, es pésimo”.
Mis estimados lectores dirán y, con justa razón ¿A qué viene todo ello?
Pues bien, les relato el porqué: Arturo Zaldivar Lelo de Larrea, permitió con maquiavélica maldad, que transcurrieran muchos años, de indolencia en la justicia, para decir: “Puedo dar fe de una operación de Estado para proteger a la familia de la esposa del Presidente (Calderón), para proteger a los altos funcionarios públicos de ese gobierno, que hoy viene a hablar del Estado de Derecho sin ninguna autoridad moral, eso es una hipocresía”.
Se dice que el jus sanguinis está calado a fuego, es por ello que el padre de Daniel Alberto (uno de los menores fallecidos) de inmediato respondió: “Malamente que lo dijo tanto tiempo después, porque a final de cuentas parte de la corrupción es la omisión”.
En el momento crítico que vivimos en ésta Transformación de la República de inconfesables injusticias, de encapuchadas e interesadas memorias, como la denotada por Arturo Zaldivar, nos conforma constatar la urgencia del ideal de justicia que buscan los padres de los menores inmolados en aquella “Guardería ABC” de Hermosillo, Sonora, cuando aún después de tantos años ahora expresan en voz de la mamá de Daniela Guadalupe, bebé de dos años que fue trasladada a un Hospital de Guadalajara antes de morir: “No tiene calidad moral siquiera para hablar del caso” y para lo cual añadió: “No nos ofreció
apoyo de traslados, de llevarse a los niños donde de verdad iban a recibir una atención que necesitaban”, además aseguró “lo que hizo fue minimizar lo que estaba sucediendo con los niños”.
Esas palabras si son de dolor, no de marcada hipocresía como las pronunciadas por Arturo Zaldivar Lelo de Larrea. Esas impactantes y lapidarias expresiones, provenientes de padres que aún sufren el dolor, aniquilan las palabras y deseos del Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la simple razón de que no resulta ser la persona idónea, ni para impartir, ni para procurar justicia.
Finalmente, vale la pena reproducir lo que dijo la madre de Paulette Daniela (otra menor fallecida): “¿Qué nos podemos esperar de un apersona que en su momento no dejó que avanzara la justicia para nuestros hijos?”.
La prestancia y la claridad de las palabras de los padres de los menores, se convierten en adalid en busca de justicia, de una justicia real, que no sólo se espera, sino que México hoy exige de Andrés Manuel López Obrador sin ataduras de ninguna especie.
México requiere justicia, no palabras de hipocresía.