Por Miguel Ángel Casique
Coneme / De acuerdo a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) hay al menos 28 mil 674 sindicatos registrados de los cuales el 62%, es decir, unos 17 mil 777 no tienen actividad sindical. Según la misma Secretaría unos 6 mil 663 tienen actividad -revisión de contratos-, y apenas un 61.4%, 4 mil 091 han realizado la adecuación de sus estatutos como se los indica la reforma laboral en el artículo 371.
Aunque parece insignificante el hecho, la verdad es que no, pues La Ley Federal del Trabajo establece que los procedimientos de elección de sus directivas tienen que garantizar el pleno ejercicio del voto personal, libre, directo y secreto; además, se deben «ajustar» a las reglas democráticas y de igualdad de género, esto, en términos también del artículo 371, por lo que debe incluirse en los estratos sindicales.
Y es que en la implementación de la Reforma al Sistema de Justicia Laboral se sabe que a nivel federal 1,998 sindicatos ya adecuaron sus estatutos de un total de 2,116 sindicatos activos; pero en los estados donde ya se realizó la Primera Etapa del «nuevo» modelo sobre «justicia laboral» sólo Zacatecas tienen el 100% de avance, SLP el 98%, EdoMéx el 84% Chiapas el 39%, Durango el 18%. Pero en entidades donde el registro está cargo de las Juntas Locales, los estados que mayor avance tienen son Tamaulipas con 88%, Tlaxcala 74%, Chihuahua 63%, Colima 57%, Jalisco 53%, Michoacán 18%, Nayarit 19%, Coahuila 13% y Puebla un 14%.
Justamente en Puebla, en la bella ciudad de Atlixco, se encuentra la empresa Mex Mode, fábrica textilera, cuyo sindicado actual se ha convertido en un ejemplo y modelo de cómo deberían ser los sindicatos en la entidad poblana y en todo el país. La periodista Karen Santos documentó en la revista «Buzos de la noticia», con testimonio y entrevistas, cómo los trabajadores, cansados de injusticias y de no contar con el apoyo de los supuestos dirigentes sindicales anteriores, al menos unos 100 trabajadores decidieron buscar una solución a sus problemas laborales y se unieron al frente obrero del Movimiento Antorchista, una organización política con alta presencia en Puebla y en todo el territorio nacional.
En la primera década del año 2000, en la fábrica las jornadas de trabajo duraban más de 12 horas, los obreros tenían 15 minutos para ir a comer y nomás 5 minutos para ir al baño; si se enfermaban les descontaban salario; incluso, testimonio de un obrero, en alguna ocasión un directivo le llegó a pegar con una madera a una operadora, además de que los malos tratos verbales eran una constante. El sindicato, sin duda, era afín a los directivos que casi se creían dueños, no sólo de la infraestructura de la empresa, sino también de los mismos obreros; «por cualquier cosa amenazaban con levantar reportes y con arrogancia llegaban a decir que no tenían supervisores pero sí capataces…», «Eran tan prepotentes y abusivos que cada uno de los “reportes” tenía un impacto negativo de 100 pesos en el salario semanal de los obreros.»
El primer paso de los trabajadores fue comenzar a trabajar para sustituir a los malos dirigentes del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Empresa Mex Mode (Sitemex); algo nada sencillo, pues para los obreros el hecho de sólo imaginar lo que se les vendría encima, les causaba cierto temor. A partir del año 2008 los obreros comenzaron a hacer valer sus derechos laborales, pero organizaciones sindicales, con venia y complacencia de la Junta de Conciliación y Arbitraje de Puebla (JLCA), les pusieron muchos obstáculos y fue hasta en el año 2014 cuando encontraron el momento más adecuado y en una asamblea realizada el cinco de enero de ese año, se cambió al Comité Ejecutivo del Sitemex para el periodo 2014-2018; la planilla ganadora fue encabezada por Sebastián Tecuautzin Carranza, a quienes los trabajadores le reconocían liderazgo por luchar en busca de justicia. El triunfo fue más que contundente: 352 votos a favor, 16 en contra y 15 abstenciones.
Pero como el poder político siempre apoya a las empresas cuando estas quieren seguir manteniendo controlados a los obreros y explotarlos, en muchas ocasiones, hasta matarlos, José Rubén Huerta Yedra, presidente de la JLCA de Puebla, se negó a otorgar la «toma de nota» –documento que declararía legal la elección– con el argumento de que existía un incidente de nulidad promovido por otro grupo o planilla con el mismo interés de contender.
La investigación de Karen Santos narra también cómo algunos obreros, integrantes de la planilla de Tecuautzin Carranza, fueron despedidos. Los trabajadores ya más conscientes y despiertos sobre sus derechos laborales acudieron a la Secretaría General de Gobierno de Puebla, pero como nadie los atendió tuvieron que realizar una protesta; la elección nomás no se respetaba y «el 17 de junio detonó aún más el conflicto cuando el Secretario General electo, Sebastián Tecuautzin, con María Alicia Atenco, integrante del Comité Ejecutivo del sindicato, fueron también despedidos ilegalmente. Mex Mode, en contubernio político, había enseñado más los dientes contra los trabajadores, pero estos no estaban dispuestos a retroceder en su lucha por un sindicato que verdaderamente defendiera al obrero.
Tras una huelga, el 18 de junio de 2014, por parte de los obreros inconformes, la unión y lucha de los trabajadores ya estaban dejando sin opción a la JLCA y se tuvo que convocar a una nueva elección que volvió a dar el triunfo a Sebastián Tecuautzin y su planilla; el triunfo, otra vez, fue de lado de los obreros. Tras esa elección los obreros comenzaron a tener mejores prestaciones; había incentivos, préstamos y entrega de uniformes; recientemente, se hicieron incrementos al salario de un 5 por ciento; en cuatro años, hay reorganización con el nuevo sindicato, se empezó a «reacomodar lo que estaba mal» y se construía un mejor ambiente para todos”. En esos primeros años se logró estabilidad laboral, bonos, aumentos y reparto de utilidades justas. En 2018, cuando se acercó la renovación de dirigencia, los obreros no dudaron: “Tecuautzin debe seguir”.
«El logro más importante de la revisión del Contrato Colectivo de Trabajo en 2020 fue que más de 650 trabajadores de confianza y sindicalizados recibieron un incremento salarial del seis por ciento, 16 días de aguinaldo, apoyo en despensa, gastos funerarios, educación y bonos extraordinarios por antigüedad. Y aunque a principios de este 2022, tras ocho años de progreso, se veían nuevamente amenazados porque Julieta Morales, supuestamente secretaria de la Liga Sindical Obrera Mexicana, instó a sus seguidores a revelar las elecciones sindicales del Sitemex”; el cambio, a pesar de todo, ya no podía retroceder.
El Sitemex en Mex Mode se convirtió en un ejemplo de sindicato para Puebla y para todo México; Alba Campos, líder del ala obrera antorchista, aseguró que la nueva organización gremial «representa un ejemplo para la clase obrera mexicana. El trabajo hecho por los obreros atlixquenses deja un gran legado; es la lucha por sus derechos laborales, por el respeto a los derechos de los trabajadores”; consigna en testimonio el trabajo de la reportera Karen Santos.
Quizá Sitemex no sea el único sindicado que ve por los trabajadores, pero sí es un ejemplo de que los trabajadores unidos se vuelven una gran roca indestructible para defender sus derechos laborales y tener mejores condiciones de trabajo. Al final de cuentas, como finaliza el reportaje, “La clase trabajadora es la que produce la riqueza del país. Sin embargo, es también la más desprotegida. Por esta razón merece una condición de vida digna y esto se puede lograr a través de un sindicato que realmente la defienda. El sindicato de la Mex Mode no se acaba y es un verdadero ejemplo, porque «El verdadero gigante de este país son los trabajadores y si nos organizamos y trabajamos juntos estaremos heredando un México más justo y progresista”. Por el momento, querido lector, es todo.