Por Alberto Woolrich Ortíz

Coneme / En tiempos de la Cuarta Transformación de la Nación, la justicia navegas obre diversas corrientes políticas las cuales  la incomodan por todos los lados y por todas sus aristas; la justicia por desgracia se encuentra expuesta al vaivén de múltiples opiniones, la más de las veces expuestas por políticos sin escrúpulos. Si sus cimientos no son solidos profundos, corre el riesgo de inclinarse severamente a la sumisión , desprestigio, corrupción o al soplo de cada una de esas brisas.

La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A.C., conjuntamente con el Foro Independiente de la Republica ha tenido la desventura, adversidad y miseria (si así puede llamarse), de ser testigo presencial de varios cambios de régimen; del neoliberalismo plagado de corrupción e ignominia a la Cuarta Transformación de

Andrés Manuel López Obrador, el cual consiente y apapacha la misma. Estamos, pues, en condiciones de afirmar como se han comportado diversos agentes del ministerio publico, fiscales, jueces, magistrados y ministros en esos y estos momentos políticos y, si estos cambios han pesado sobre la honorabilidad de algunos de sus funcionarios del ámbito de procuración, impartición y administración de justicia.

No vale la pena decir, como se le oye repetir a Andrés López Obrador, con excesiva superficialidad y tono de demagogia, que se esta combatiendo severamente a la corrupción de la injusticia con la aplicación de la ley, y que, por tanto, el cambio a la Cuarta Transformación de la Nación significa un cambio en la aplicación del derecho y de la Constitución Política que nos rige. La injusticia ni ha variado ni ha cambiado, la corrupción persiste, se sigue protegiendo a la delincuencia del poder que dio génesis a la narco-política. Hasta la fecha no se ha sido fiel a nuestro Código Penal Federal ni a nuestra Carta Magna . El Poder Ejecutivo, no quiere percatarse y convencerse que en su mandato también nuestras leyes han resultado ser formulas vacías, es decir, que es inexistente la fidelidad y amor por nuestra Suprema Ley.

Quien actualmente mandata desconoce que es la ley la que ordena y no la corrupción derivada por la protección a ladelincuencia que tanto oro reparte entre muchos funcionarios de todos los Poderes de la Unión.

Si el Presidente de la Nación en su fuero intimo, cosa que se duda, es partidario del régimen de obedecer las leyes que se deben de aplicar para condenar a esa proterva hermandad del delito, lograría con ello que nuestra justicia en el próximo 2022 se elevara y dado eso se obtendría el encumbramiento y el desarrollo de su Cuarta

Transformación de la Republica; en cambio si continua siendo un franco opositor a ello, seguirá interpretando nuestro Pacto de la Unión de manera tal que lo convertirá prácticamente en algo ineficaz. Ojala en el año próximo la justicia de nuestro México lo lleve a comprender que con ello se perfeccionaría su mandato y dejaría de parecer menos peor de lo que en realidad es.

México, en el próximo 2022 requiere un sistema de legalidad, en el cual todos sus funcionarios, sin excepción alguna, deben ser los legatarios de ese sistema, ello los llevaría a comprender de que la justicia en esta Cuarta Transformación va en caída; es indispensable que se percaten que la ilegalidad del ayer y del hoy se ha convertido en la ilegalidad de su proyecto.

Andrés Manuel, en el próximo 2022 o efectúas una fe de erratas, o la justicia te hará perder tu fe en el cambio.

Es cuanto