Por Alberto Woolrich Ortíz.
Coneme / Muchos gentiles y generosos lectores del presente medio informativo, me han solicitado efectuar diversas evocaciones de las promesas y ofrecimientos efectuados por Andrés Manuel López Obrador durante su campaña electoral y al tomar protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Paso a cumplir:
Durante sus reflexiones, arengas, proclamas, sermones, disertaciones, ofrecimientos, augurios, propuestas, etc., etc., siempre sostuvo de manera firme, enérgica y terminante, que en la Cuarta Transformación de la Nación se dispensaría una elevada prioridad tanto a la justicia como al desarrollo político de la República, mirado éste como mejora democrática, con el objeto de obtener un avance y una elevada profundización de libertad. A la par, durante su mandato y con el objetivo de obtener y alcanzar las dimensiones de ese proceso democrático se daría prioridad al combate a la corrupción y al desarrollo cívico, mediante una cultura ciudadana de exaltación a la ley. Ello hasta la fecha continúa siendo una asignatura pendiente.
Según el pensar y actuar del Primer Magistrado de la Nación, en aquél entonces México requería con el objeto de salir avante, obtener una democracia pluralista como la que se iba a construir con la Cuarta Transformación de la Nación, donde todas las corrientes ideológicas y personalidades políticas tendrían cabida y desempeñarían un papel en propagación a su presencia, al valor de sus ideales o al vigor de su moral para combatir la corrupción del neoliberalismo.
Así en nuestra Nación se obtendría el exterminio de éste execrable fenómeno, para dar cabida a un México exento y libre de corrupción. Otra asignatura pendiente.
Los entendidos en cuestiones de civismo refieren que en el desarrollo cívico, los servidores públicos, autoridades y/o funcionarios son responsables de sus actos y por ello, por su actuar en beneficio de la colectividad y la República, se les debe de reconocer y aún aplaudir.
Según esos propios entendidos en el desarrollo cívico, México ha de ser el México de los mejores y, los mejores, sin duda son aquellos que hacen sobresalientes a los demás ciudadanos, a la justicia y a la propia democracia. Una asignatura pendiente más.
En nuestra Patria, ese es el México al cual aspiramos todos los mexicanos, seamos liberales o conservadores, los reconocimientos a la fecha no se han dado a los Siervos de la Nación dada la falta severa de observancia de lo que la Ley previene y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mandata. Dado ello, otra asignatura pendiente.
A los pocos días de dar inicio a un año más de elecciones nos encontramos que el Poder Ejecutivo ha expedido un “decretazo” por causas de seguridad nacional con el objeto de ocultar valiosa información. Ese “decretazo” responde a la convicción de que aquél que cuenta con el poder temporal del encargo de Presidente de la República, carece de cierta mesura y ponderación para desempeñarlo por el bien de nuestra Nación. Como se observa, otra asignatura pendiente.
Ésta Cuarta Transformación de la República es historia y no muy digna de contar, por aquello de cuestiones de injusticia y protección a la narcopolítica y como tal deberá de ser juzgada a futuro próximo y lo más probable es que siendo la historia de México lo que nos concierne, todos los mexicanos tengamos parte de esas razones antepuestas; las
asignaturas, incluyendo a la justicia, están pendientes y los mexicanos esperamos el cumplimiento de esas vitales irresueltas: el futuro de México en el próximo año de elecciones intermedias es posibilidad para tener un México libre de corrupción y con una mejor visión ética, jurídica y política de las cosas. México hoy le apuesta al futuro como asignatura pendiente.