Por Orlando Orta
-La propuesta comprende dos iniciativas. Una para garantizar el derecho a la información a través de un etiquetado frontal de alimentos transgénicos; y la segunda para prohibir el uso de glifosato
Coneme / Con el objetivo de garantizar la protección de la salud, así como el derecho a la información del consumidor, la diputada Celeste Sánchez Romero, integrante del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo (GPPT), dio a conocer la presentación de dos Iniciativas mediante las cuales se busca advertir y controlar el uso de agroquímicos y transgénicos en la producción de alimentos para el consumo humano.
En conferencia de prensa, la legisladora explicó que la primera iniciativa propone reformar la Ley General de Salud, la Ley Federal de Sanidad Vegetal, y la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, en materia de agroquímicos peligrosos; esto con el objetivo de establecer indicadores de peligrosidad para considerarlos como plaguicidas altamente tóxicos, coadyuvando así a la prohibición del uso del glifosato, agroquímico potencialmente cancerígeno.
Sánchez Romero expuso que el glifosato, que es el herbicida más usado desde los años 70 para eliminar malezas y hierbas no deseadas en los cultivos, desde 2015 ha sido considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como potencialmente cancerígeno. Además, advirtió que las empresas que producen glifosato son las mismas que han desarrollado especies transgénicas resistentes a este herbicida, principalmente maíz, soya, canola, algodón y trigo.
Asimismo, la petista señaló que el 87 % del cultivo de soya y más del 85 % del maíz transgénico en EE. UU. es de la variedad resistente al glifosato, y así llega a las tortillas y otros alimentos hechos con maíz que consumimos.
Por otra parte, la segunda propuesta busca reformar la Ley General de Salud y la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, a fin de establecer un etiquetado frontal en alimentos que contengan como ingredientes organismos genéticamente modificados (transgénicos). Lo anterior mediante un símbolo formado por un triángulo amarillo que contenga la letra “T” y en la parte inferior la leyenda “Contiene organismo modificado genéticamente”.
“A nivel mundial, los intereses económicos de grandes corporaciones y la búsqueda de una mayor productividad con fines meramente lucrativos han ocasionado el uso indiscriminado de agroquímicos y el desarrollo, cultivo y producción de alimentos transgénicos”, sentenció Sánchez Romero.
Agregó que entre los riesgos identificados para la salud a causa de la exposición a agrotóxicos y el consumo de transgénicos, se encuentra la disminución de la eficiencia de algunos antibióticos, la toxicidad de algunos alimentos, infertilidad y problemas reproductivos, daño renal y hepático, alteraciones metabólicas y desarrollo de tumores de cáncer.
Finalmente, recordó que en América Latina países como Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia y Ecuador han adoptado una normativa que exige el etiquetado de los cultivos genéticamente modificados y de los alimentos que los contienen. Por lo cual, afirmó que así como ya existe en México un etiquetado frontal en alimentos y bebidas que advierten sobre los excesos de azúcares, sodio, grasas y calorías, no debe existir impedimento para hacer efectivo ese mismo derecho respecto al contenido de transgénicos.