Por Alberto Woolrich
Coneme / Un enorme y garrafal ataque agresivo y deliberadamente distractor, se programó desde la tribuna presidencial mañanera, seguramente por inconfesables intereses de orden político en contra de la Universidad Nacional Autónoma de México, máxima casa de estudios de nuestra Patria.
El pretexto o motivo para tan malicioso y absurdo comportamiento se centró en un supuesto embate que se le pretendió hacer al neoliberalismo. La furibunda personalidad del Presidente Constitucional Andrés Manuel López Obrador, confundió a nuestra Universidad, con un enemigo o adversario político.
Ciertamente Andrés Manuel López Obrador, está equivocado, ya que no es análoga la estructura, soberanía, autonomía, moral, jurídica, histórica, educativa de la Universidad Nacional Autónoma de México, con aquellos partidos políticos adversos a la manera de pensar del Ejecutivo. Las reglas, los cánones, la moral, la ponderación, la ética, los grados de estudios y cultura, resultan diametralmente opuestos, entre la mejor institución educativa de Latinoamérica y aquellos adversarios de índole político. No son ni siquiera parecidos los estatutos que rigen la vida moral de los políticos, que los elaborados y profundos derechos que rigen el orden jurídico, ético y educativo de nuestra Alma Mater.
Por eso, venga de donde provengan los errores e inusitados ataques; de los traidores a los colores azul y oro, o por otros subterráneos e inconfesables intereses políticos, la verdad es que jamás podrán destruir, como se pretendió, a una orgullosa fraternidad educativa, autónoma y ejemplar como es nuestra gloriosa Universidad Nacional Autónoma de México, quien siempre ha sido, es y será la máxima casa de saberes e ilustraciones de nuestro suelo patrio. Tan es así que la comunidad internacional lo reconoce y admira.
La Universidad Nacional Autónoma de México, no sólo le reprocha, increpa y reconviene a Andrés Manuel López Obrador, sino incluso se defiende de aquellas palabras injustas, absurdas, deprimentes, desacertadas, diciéndole: “Si quiere confrontar al neoliberalismo por aquellas alianzas con el narcotráfico, hágalo en zona de justicia, jamás en territorio puma”. Aquí sale perdiendo.
Por todo ello, a los egresados de nuestra Alma Mater, nos parece gratuitamente absurdo y mendaz que voces sin ninguna autoridad moral, como Andrés Manuel López Obrador, persistan en el vano intento de inodar aquello expresado por Vasconcelos “Por mi raza hablará el espíritu”, en un asunto político-jurídico fuera del alcance de sus aulas y de sus especificas facultades.
Basta ya, Andrés Manuel, de pretender denostar a quién nada tiene que ver con una incompetencia que sólo le atañe a Usted. Cuando se ataca frontalmente, debe contarse con razones fundadas; cuando éstas no se tienen, lo lógico es callarse, si todavía se disfruta de un ápice de dignidad universitaria, de otra manera recuerde que el puma cuando se defiende ataca de manera directa.
Sin más, van mil goyas para la Universidad.