Por Héctor Trejo S.
-Aprovechando que se acerca el Día de Muertos, quiero hablarle del cine de terror mexicano, en esta y la próxima entrega de “Cinematógrafo 04”, comenzando por su génesis y comentándoles de las cintas más representativas, espero que lo disfrute…
Coneme / Hablar del cine de terror mexicano es referirse a toda la gama de posibilidades narrativas a lo largo de la historia del séptimo arte nacional, es referirse a grandes directores, algunos de los cuales son considerados como de culto en México y en otras partes del mundo, es explorar el mundo de miedo en el celuloide… pero también es internarse en historias inverosímiles, algunas de ellas llenas de personajes ridículos y escenarios infantilizados, es contemplar largometrajes fabulosos o caer en verdaderos bodrios cinematográficos, que en vez de hacernos temblar, nos provocan enormes carcajadas.
Hablar del cine de terror mexicano es mirar atrás y percatarse de que existe una gran historia del género en nuestro país, es observar entes incorpóreos, seres horripilantes, cazadores de lo inesperado, artefactos de otras épocas… aunque también es mirar monstruos que parecieran haber salido de un taller de cartonería infantil o de algún mal dibujo de alguien que no desea propiciarle terror a nadie.
Pero ¿qué es el cine de terror?
“El término terror (…) hace referencia a una sensación extrema, casi hasta el punto de la repulsión y el asco, provocada por algo espantoso”, de tal manera que la percepción de elementos desconocidos, distantes de realidad o simplemente nauseabundos, forman parte de la estructura de las cintas de terror.
Origen del cine de terror mexicano
Pudiera parecer que el cine de terror en México proviene de los años sesenta por la gran cantidad de filmes que vieron la luz en esa época, sin embargo, unas décadas antes ya se había realizado la primera cinta al respecto, “La Llorona, una versión moderna de la popular leyenda”, que data de 1933, cinta dirigida por el cubano Ramón Peón.
“Es una cinta pionera del género, inspirada en una leyenda local”, que fuera protagonizada por Ramón Pereda, Virginia Zurí, Carlos Orellana, Adriana Lamar y Alberto Martí, cuya fotografía y edición corrió a cargo de Guillermo Baqueriza.
La particularidad con este filme es que, más allá de los detalles sobrenaturales como el desprendimiento del alma de La Llorona, la cinta gira en un tono de remordimientos por situaciones morales, nostalgia y emotividad, muy en congruencia con el género dramático. Así inicia el género de terror en nuestro país… y viene mucho más.