Por Tania Arizmendi

-Amigas y amigos:

-Mexicanas, mexicanos:

Coneme / En estos 34 meses solo ha ocurrido un apagón importante y no se ha presentado una crisis por desabasto de agua; se resolvió el problema de la escasez de gasolina que se originó por el combate al robo de combustible y se adquirieron 612 pipas o carros-tanque que opera la Secretaría de la Defensa Nacional; hay información permanentemente sobre quién es quién en los precios; están en curso dos campañas de información para no consumir drogas ni productos chatarra; se inauguró el túnel Emisor Oriente para evitar inundaciones en el Valle de México; nuestro país fue electo, casi por unanimidad, para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU y en noviembre próximo asumiremos la presidencia de ese organismo; de igual manera, se aprobó la resolución que presentamos en esa organización para garantizar la equidad en el comercio de medicinas y vacunas; se estableció el sistema de educación por Internet, radio y televisión; se montaron mil 530 exposiciones artísticas y arqueológicas en México y en el extranjero.

Se celebraron anualmente los actos cívicos del Grito y el desfile de Independencia, así como la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana; 925 deportistas y entrenadores de alto rendimiento han recibido de manera directa apoyos para su preparación por un monto global de 500 millones de pesos. En las olimpiadas de Tokio 2020, los deportistas mexicanos compitieron con profesionalismo y dignidad, y obtuvieron 4 medallas de bronce.  Quienes participan en los juegos Paralímpicos son un orgullo nacional, han conseguido, hasta ahora, 5 medallas de oro, 1 de plata y 8 de bronce. En este mes, cuando regresen, se les entregará a todos, incluyendo a sus entrenadores, estímulos económicos.

Como indicador alternativo y complementario al Producto Interno Bruto se está elaborando el Índice de Bienestar; se lleva a cabo el proyecto Agua Saludable para La Laguna de Coahuila y Durango; se ha consolidado el Servicio de Protección Federal para prestar seguridad a las secretarías y organismos de la administración pública federal; ha iniciado el proyecto de construcción del nuevo aeropuerto de Tulum, Quintana Roo. Se están creando escuelas para la formación de deportistas y maestros de educación física; se aplica un nuevo etiquetado en alimentos para evitar el consumo de productos chatarra; se incorporó a la enseñanza pública la nueva materia “Vida Saludable” y se instaló una comisión para impulsar el Plan de Justicia para el Pueblo Yaqui de Sonora, entre otras acciones.

Pero lo más importante es que ya están sentadas las bases de la transformación: a solo dos años nueve meses de ocupar la Presidencia, puedo afirmar que ya logramos ese objetivo; repito, sentar las bases para la transformación de México:  ahora se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia se garantizan las libertades y el derecho a disentir; hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie; no se violan los derechos humanos, el gobierno no reprime al pueblo y no se organizan fraudes electorales desde el poder federal; el poder público ya no representa, como era antes, a una minoría sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias; se gobierna con austeridad y autoridad moral, no se tolera la corrupción ni se permite la impunidad; en la práctica, no hay fueros ni privilegios; se protege la naturaleza; se auspicia la igualdad de género; se repudia la discriminación, el racismo y el clasismo; se fortalecen valores morales, culturales y espirituales; se cuida y se promueve el patrimonio cultural e histórico de México.

Es un timbre de orgullo el que, a pesar de las crisis sanitaria y económica que provocó la pandemia, y con todo y el sufrimiento que nos causó, no dejamos de trabajar para consumar la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Es evidente que si avanzamos y resistimos es porque nos decidimos a enfrentar, en primer término, la peste de la corrupción que tanto daño ha causado a México y a su gente. Esto siempre lo ha sabido el pueblo, pero es ahora que se comprende mejor y se asiente como una realidad, porque el dinero que antes se robaban ahora llega a los de abajo, a los olvidados, a los marginados de nuestro país. Puedo afirmar, a este respecto, que el 70 por ciento de los hogares de México está inscrito en cuando menos un programa de bienestar o se beneficia de alguna manera del presupuesto nacional y que al resto, al 30 por ciento de los mexicanos con mejores condiciones económicas y de trabajo, tampoco los hemos dejado en el desamparo; ellos obtienen  condiciones para seguir progresando y vivir en paz, sin miedos ni temores, y pueden sentir la gratificación que produce a cualquier ser humano de buenos sentimientos el llevar a la práctica el principio fundamental del amor al prójimo y el servicio a los semejantes.

En este 2021 estamos conmemorando los 700 años de la fundación de nuestra ciudad capital.  También recordamos la caída de Tenochtitlan, hace 500 años, por la invasión española, así como los 200 años de nuestra Independencia, alcanzada el 27 de septiembre de 1821. Para nosotros, la historia, como diría Cicerón, es la maestra de la vida; las culturas heredadas de nuestras grandes civilizaciones han sido siempre nuestra salvación ante agresiones, huracanes, temblores, inundaciones, incendios, sequías, epidemias, malos gobiernos, saqueos y otras desgracias. Por eso no debemos olvidar nuestro pasado:  sus enseñanzas son la base para edificar un mejor porvenir.

Amigas y amigos:

Todo lo alcanzado por el gobierno que encabezo es fruto del trabajo de muchos servidores públicos eficientes, honestos y comprometidos con resolver las demandas de nuestro pueblo. Agradezco el apoyo de los integrantes del gabinete, mujeres y hombres leales y solidarios. Pero, sobre todo, mi gratitud a la gente por su respaldo y confianza. Tengo muy claro que debemos atender a todos con respeto, sin dejar de ayudar a nadie; pero la preferencia se debe seguir dando a los más pobres y necesitados. Es decir, debemos seguir aplicando el criterio de que, por el bien de todos, primero los pobres. Como lo escribí en la introducción de mi nuevo libro que se llama, precisamente, A la mitad del camino, es tan importante lo logrado en este periodo que hasta podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia, que es lo que estimo más importante en mi vida.

Reitero, es mucho lo realizado y sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y de la nación; cómo podrían los conservadores, por ejemplo, quitar las pensiones a los adultos mayores, cómo podrían suprimirse las becas a los estudiantes pobres; cómo volver al lujo, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno; cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financieras; cómo  retornar a la  privatización depredadora de los bienes públicos, cómo lograrían que volviera a imperar la corrupción. En fin, un retroceso no sería fácil.

Vamos bien y estoy seguro de que la gente va a votar a finales de marzo del año próximo porque continúe mi periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024. Desde luego, no solo es esto lo único que necesito para concluir mi misión: falta lo que diga la naturaleza, la ciencia y el Creador, pero, si tengo suerte y termino mi mandato, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los cuatro vientos ¡misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi corazón. Palacio Nacional, 1 de septiembre de 2021