Por Héctor Trejo S.
-Más allá del derroche tecnológico y mecánico que representa la saga de los poderosos automóviles (y no me refiero a “Transformers”, 2007), la novena entrega de “Rápidos y Furiosos” llegó a las carteleras, con la gran parafernalia sustentada en la exorbitante cifra de 225 millones de dólares, costo de producción que no le quita el estigma de palomera, que desde la primera entrega adquirió, dejando de lado a los grandes guiones.
Coneme / En materia de narrativa tanto argumental como visual, esta, como las anteriores entregas de la saga, hacen pensar en la calidad de las cintas de pornografía, que se valen de elementos absurdos e inverosímiles para darle un cauce más o menos lógico al argumento que quieren plantear. La saga que había acostumbrado a sus seguidores a tener en primer plano al finado Paul Walker -fallecido en noviembre de 2013- ha requerido explorar, además de poner el foco en Dwayne ‘The Rock’ Johnson (Luke) y Vin Diesel (Dom), otras alternativas visuales, que en su mayoría han recaído en el grandioso trabajo de efectos que, por cierto, es lo más interesante de estas entregas, sin dejar de lado la estética visual que representan para alguno, los bellos automóviles.
Esta producción de Universal Pictures dirigida por Justin Lin, explora el momento en el que Dom (Vin Diesel) y su hijo Brian, al lado de Letty (Michelle Rodriguez) viven en el campo tranquilamente, pero los problemas del pasado, que dejaron con los sucesos de la anterior entrega de la saga los alcanzan. Resulta que el hermano menor de Dom, Jakob (John Cena), se unió con Cipher (Charlize Theron) para crear un caos con el que ella se pueda vengar de todos. El filme es bastante predecible, aunque sin duda, el argumento es lo menos relevante, como en prácticamente todas las anteriores entregas, que le dan una importancia mayor a todo aquello que brilla y que en muchos momentos del filme será destruido en beneficio de los buenos de la historia.
Por momentos, las secuencias de persecución invaden los sentidos y llevan al espectador a sentirse dentro de los fabulosos autos, escuchando rugir sus motores modificados, a vivir una experiencia extracorporal, con el simple hecho de hacer volar la imaginación y es quizá ese aspecto, el que le ha dado durante tantos años una relevancia absoluta a esta saga, que si bien es cierto tiene unos puntos flacos muy evidentes, también ha demostrado que se volvió un punto de referencia ante toda la audiencia que los sigue. La cinta resulta entretenida, aunque predecible, capaz de maravillar a los amantes de todo lo automotriz, pero evidentemente no cualquier amante del cine saldrá convencido de que es un buen largometraje.