Por Dany García
-La Secretaría de Cultura de México y el Ministerio de Cultura de Colombia reunieron a 24 personas para hablar sobre prácticas para la preservación del patrimonio en las áreas de artesanías, danza, canto, música, y medicina tradicional.
-Revalorar la memoria cultural de las y los abuelos y transmitirla a las nuevas generaciones, así como crear planes de salvaguardia con la participación de la comunidad, fue el común denominador en estos encuentros.
Coneme / La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU) y la Dirección de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el Grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial del Ministerio de Cultura de Colombia realizaron el encuentro virtual “Intercambio de experiencias en la autogestión del Patrimonio Cultural Inmaterial entre México y Colombia”.
En las cuatro sesiones virtuales, que sucedieron del 14 al 17 de junio, participaron 24 portadoras y portadores culturales, quienes compartieron sus experiencias en proyectos vinculados con el trabajo artesanal, la danza, la música y la medicina tradicional, entre otras prácticas que dan identidad a las comunidades de estos países hermanos.
Como lo ha expresado la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero: “Es un gusto dialogar con otros países a partir de lo más profundo que tenemos, que es la cultura”.
En el primer encuentro, moderado por Francisco Acosta, promotor cultural y fundador de la Asociación Nacional de Teatro-Comunidad y del Centro de Artes Indígenas, se abordó el tema del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) y las comunidades rurales. Por parte de Colombia, Astrid Betancourt habló sobre la labor que realiza la comunidad de La Chamba, corregimiento del municipio de El Guamo en el departamento del Tolima, donde se conserva y difunde el trabajo artesanal de la cerámica negra. Por su parte, Alex Nieto abordó la tradición silletera de Santa Elena, en Antioquia. Y Cristina Martínez Cruz, Florentina Martínez y Rufina Cruz, originarias de la comunidad de Los Reyes, Acaxochitlán, Hidalgo, México, compartieron su práctica como nanacateras o recolectoras de hongos silvestres.
Las y los participantes destacaron la capacidad adaptativa del ser humano al entorno natural y reconocieron a las personas jóvenes como preservadoras de las prácticas culturales. También se evidenció el potencial del PCI como un factor de desarrollo local de las comunidades portadoras, quienes a partir de sus saberes generan y sostienen un sistema de producción autogestivo.
En tanto, el eje temático del segundo encuentro fue la herencia afrodescendiente, plática moderada por Sagrario Cruz Carretero, profesora e investigadora del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana y especialista en el tema.
Héctor Rodríguez Aguilar habló sobre los gualíes, alabaos y levantamientos de tumba, ritos mortuorios de las comunidades afro del Medio San Juan, Chocó. Teresa Hurtado abordó la música de marimba y los cantos y danzas del Pacífico Sur colombiano y la provincia de Esmeraldas de Ecuador. Representando a México, Eulalio y Claudia Gallardo Garibo tocaron el tema del Son de artesa, una de las expresiones comunitarias de la zona afromestiza de la Costa Chica de Guerrero. En tanto, Dulce Robles y Karla Rivera expusieron el canto de los mascogos de Coahuila, comunidad afro migrante de Estados Unidos.
Las y los participantes coincidieron en afirmar que en las comunidades afrodescendientes preservar las prácticas tradicionales es parte de su lucha y resistencia identitaria. Además, se reconoció el trabajo de las y los gestores culturales para incluir a todos los sectores sociales en la salvaguarda del patrimonio a través de cursos, talleres y espacios comunitarios.
En el tercer diálogo, dedicado a los pueblos indígenas y el Patrimonio Cultural Inmaterial, Fredy Alfonso Martínez portador del pueblo kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, en Colombia, profundizó sobre el sistema de conocimientos ancestrales de las comunidades arhuaco, kogui y wiwa. Los mexicanos Bartolo Matuz Valencia y Germán Servando Vázquez se adentraron en una de las tradiciones más arraigadas de las comunidades yaquis y mayos de Sonora y Sinaloa: la danza de los pascolas y el venado, ritual de origen prehispánico.
Mario Humberto Revilla, Eduardo García y Diego García Guzmán hablaron sobre el circo campesino e indígena como maromeros de Santa Teresa Sochiapan, Veracruz; y como zancudos de Zaachila, Oaxaca. Moderó esta sesión Gillian Newell, catedrática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, comisionada a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
En la charla se aludió a la sabiduría y el valor de la memoria de los abuelos, el contacto con el territorio, la naturaleza, la cosmovisión y el sincretismo expresado a través de la danza y el arte circense. También, se destacó la fortaleza de los pueblos indígenas por desafiar los embates del tiempo y convocar a la unión de las comunidades.
El último conversatorio entre México y Colombia se centró en el papel de las mujeres dentro de la salvaguardia y transmisión del PCI.
La colombiana Martha Cecilia Ortiz contó sobre la tradición de celebrar a los ahijados con macetas de alfeñique en Santiago de Cali, Valle del Cauca. En tanto, por México, Virginia y Brígida Balbuena Gómez y Nancy Clara Vázquez, del Colectivo Ääts, narraron su tarea como artesanas del textil ayuujk de la región mixe de Oaxaca. Moderó esta sesión Amparo Rincón Pérez, jefa de Difusión de Arte popular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, docente, conferencista, articulista e investigadora sobre temas de cultura y arte popular.
Esta iniciativa surge en el marco del Convenio de Cooperación Cultural, Educativa y Deportiva entre México y Colombia, en el que ambos países han estrechado lazos de colaboración institucional, con el fin de llevar a cabo un trabajo de la mano de las personas que ejercen prácticas culturales y artísticas que son referentes de tradición, memoria colectiva, identidad y autogestión, cuya riqueza merece ser preservada, transmitida y protegida.