Por Alfredo Martínez de Aguilar

  • El populismo del presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobierno de la 4T, no sólo polariza y balcaniza a
    México por razones político-ideológicas, sino ahora también por razones epidemiológicas con la pandemia COVID-
    19.
  • Un aspecto poco observado hasta ahora es que aparejada a la crisis sanitaria se recrudecerá la hambruna por la
    crisis económica y la creciente ola de suicidios, que agravarán el exterminio de mexicanos y oaxaqueños
    postpandemia.

En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades, según lo bien que cada país controle la pandemia del COVID-19,
sentencia Adam Kucharski, matemático experto en el análisis de epidemias, nacido en el Reino Unido en 1986.
En víspera del retorno de Oaxaca, por segunda ocasión, al color naranja del termómetro epidemiológico, es más que
oportuno compartir las consideraciones científicas del matemático especializado en análisis de brotes infecciosos.
México comenzó el mes de Agosto imponiendo nuevo récord de contagios por Covid-19 en tan solo un día: Más de
9,500… Y eso que “ya pasó lo peor” y “la pandemia está domada”… ¡Qué triste y qué lamentable irresponsabilidad!
Donato Casas, titular de los Servicios de Salud (SSO), informó que al 2 de agosto se han contabilizado 63 casos
nuevos, que suman 10 mil 736 casos confirmados acumulados a COVID-19 en el estado y 969 muertes por contagio.
El gobernador Alejandro Murat anunció el reinicio en Oaxaca del semáforo epidemiológico color naranja y pidió que
durante 40 días se use de manera permanente el cubrebocas, a fin de disminuir los contagios por Covid-19.
A riesgo de incomodar a los políticamente correctos es innegable que la pandemia del COVID-19 ha generado una
crisis humanitaria en México al estar fuera de control, con un sistema nacional de salud totalmente colapsado.
Debido a la errática estrategia en el manejo de la pandemia nueve gobernadores del PAN-PRD-MC, se han visto
obligados a pedir la renuncia del subsecretario de Salud de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell.
Los líderes del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano se unieron al llamado de los gobernadores para exigir la renuncia
de López-Gatell, por el manejo de la pandemia que tiene a México en el tercer lugar de muertes a nivel mundial.
El populismo del presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobierno de la 4T, no sólo polariza y balcaniza a
México por razones político-ideológicas, sino ahora también por razones epidemiológicas con la pandemia COVID-19.
Un aspecto poco observado hasta ahora es que aparejada a la crisis sanitaria se recrudecerá la hambruna por la crisis
económica y la creciente ola de suicidios, que agravarán el exterminio de mexicanos y oaxaqueños postpandemia.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que 69.6 millones de mexicanos
no tuvieran el ingreso laboral suficiente para adquirir la canasta básica alimentaria durante el pasado mes de mayo.
A través de un cálculo basado en la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo del Inegi consideró el segundo mes
de la contingencia sanitaria por el COVID-19, la población en pobreza laboral se ubicó en 54.9% de los habitantes.
Con esto, la pandemia ocasionó que el número de mexicanos en situación de pobreza laboral se elevara en 24.4
millones de personas si se compara con 45.2 millones que se registraron durante el primer trimestre del año.
A la hambruna que traerá consigo la crisis en salud, económica y laboral, se sumará una ola de suicidios en aumento
por la angustia y desesperación de cientos o quizás miles de personas al no tener dinero para alimentar a la familia.
La elevada incidencia del suicidio en México representa un grave problema de salud pública que no sólo afecta a la
persona que atenta contra su vida, que llevará al Senado a crear el Consejo Nacional para la Prevención del Suicidio.


El objetivo es atender a las personas en riesgo con trastornos mentales y del comportamiento “su suicidio genera
graves consecuencias para la salud física, psicológica y emocional de los familiares que sufren la pérdida”
A inicio de año Kucharski publicó Las reglas del contagio, libro profético que revela cómo se transmiten y extienden
las enfermedades más allá de virus y bacterias con la violencia, crisis económicas, suicidio, obesidad y pánico.
La regla del contagio más importante ahora mismo es lo rápido que podemos perder el control sobre los brotes.
Entendemos ciertos patrones en su aumento, según los países relajan sus medidas y vemos rápidos estallidos.
Hemos visto países que han bajado hasta los diez casos diarios y, ahora, cuentan miles al día. Incluso si tienes al virus
bajo control, enseguida puedes enfrentarte a una situación que requiera distanciamiento o confinamientos.
Quedan interrogantes sobre la transmisión, por ejemplo, el papel de los niños y de la gente asintomática. Es crucial
encontrar formas de detener lo que está pasando y para ello necesitamos innovar con mejores datos y respuestas.
El gran cambio será movernos desde reglas y tasas de crecimiento a escala poblacional a medidas de control mucho
más locales. La transmisión que “no podemos ver” es en parte la razón por la que es tan difícil de controlar.
Con el SARS y la viruela la gente tenía síntomas claros cuando eran contagiosos, así que contener el brote era más
directo si tenías recursos, señala Adam Kucharski, matemático inglés experto en el análisis de epidemias.
Sin embargo, como el coronavirus tiene transmisión antes de los síntomas, para cuando alguien aparece en el
hospital la infección ya ha pasado a otras personas que pueden estar a punto de infectar o haber infectado a otras.
En ese sentido, el nuevo coronavirus SARS-CoV-2-COVID-19 comparte características con enfermedades como el
SIDA, en las que puedes tener una gran transmisión sin detectar antes de darte cuenta que hay un brote.

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