Por Mario Díaz

-Dizque comienza a “sentir pasos en la azotea”
-Por riesgo de “fraude” no confía en voto electrónico
-Crisis sanitaria y económica, los escollos a vencer

A TRES meses de la elección presidencial en los Estados Unidos, además de reñida, podría
ser considerada como atípica, inusual o inédita a juzgar por las circunstancias que
comienzan a envolver ese derecho cívico de los estadounidenses.
Al margen de que la competencia entre el republicano DONALD TRUMP y el demócrata
JOE BIDEN sea cerrada en cuanto a la preferencia electoral, lo cierto es que Presidente en
la tierra del tío Sam parece “sentir pasos en la azotea”.
En efecto, el magnate neoyorquino ha externado públicamente que el voto electrónico no
sería del todo confiable en el proceso eleccionario del martes 3 de noviembre y que, por
lo tanto, sería conveniente llevar a cabo la justa cívica en fecha posterior, para evitar el
contagio de coronavirus en las urnas.
La postura de TRUMP, quiérase o no, estaría asociada a un clima de inestabilidad social
postelectoral en eventual triunfo de los demócratas al término de la jornada del primer
martes de noviembre.
El Presidente de la Unión Americana sabe, bien que sabe, que los momios no le favorecen
como consecuencia de los resultados de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus y
la crisis económica que enfrenta el país.
Es por ello que su insinuación de aplazamiento de la elección presidencial para impedir
contagio masivo y la desconfianza al voto electrónico, es tomado como una estrategia
para ganar tiempo y recuperar la confianza ciudadana.
DONALD TRUMP le apuesta a la vacuna anti Covid-19 para frenar el avance y muertes de
la enfermedad del siglo, para alcanzar y superar a JOE BIDEN en la intención del voto. Sin
embargo, se antoja un tanto difícil que el medicamento sea aprobado y aplicado a los
millones de ciudadanos de los Estados Unidos, antes de noviembre.
Lo malo del caso para el presidente TRUMP es que la Constitución, que data de 1845,
establece claramente que “el martes siguiente al primer lunes de noviembre en cada año
determinado, se establece como el día de la elección en cada uno de los estados y
territorios de Estados Unidos”. El período constitucional en esa nación es de cuatro años.

Un cambio de fecha deberá ser avalado por la Cámara de Representantes y la Cámara de
Senadores, lo que se antoja punto menos que imposible toda vez que la Cámara Baja es
controlada por los demócratas y la Alta, por los republicanos. Solo las elecciones primarias
en los estados de la Unión pueden ser aplazadas.
Además, la Segunda Enmienda de la Constitución establece que “los términos de
presidente y vicepresidente deberán terminar al amanecer del 20 de enero, y los términos
de senadores y representantes el amanecer del tercer día de enero, en los años en lo que
dichos términos habrían terminado si este artículo no hubiera sido ratificado; y deberán
comenzar los términos de sus sucesores”.
De acuerdo a la Constitución estadounidense, si se cambiara la fecha de la elección
presidencial y en eventual triunfo demócrata, DONALD TRUMP y MIKE PENCE, presidente
y vicepresidente, terminan los cargos para los que fueron electos el 20 de enero del año
próximo.
La línea de sucesión presidencial en la Unión Americana establece que en caso necesario
el líder de la Cámara Baja asume el mando del país hasta en tanto se realicen las
elecciones.
Así que…..¿cómo la ve?
DESDE EL BALCÓN:
I.-Además de contagio y muerte, el coronavirus ha provocado la carrera internacional por
la vacuna Anti-Covid-19 entre Estados Unidos, Rusia y China, países que compiten por la
diana sanitaria.
Desafortunadamente, la estadística mundial revela otra carrera muy diferente: las
naciones que registran el mayor número de fallecimientos.
En ese contexto, México superó a Inglaterra, colocándose en la tercera posición, solo por
debajo de Estados Unidos y Brasil, en ese medallero macabro. Es objetivo precisar que la
estadística es por país; no por millón de habitantes.
Obviamente, el mundo entero clama por la vacuna sin importarle quién sea el ganador.
Sin embargo, en México, la sociedad azteca desea vehementemente que nuestro país ya
no escale posiciones.
II.-Extraño, muy extraño, pero sin ningún disparo, bloqueos, quema de automotores ni
esparcimiento de “ponchallantas” se realizó el arresto del líder del Cártel de Santa Rosa de
Lima, JOSÉ ANTONIO YÉPEZ ORTIZ (a) El Marro.
Tal parece que el “terror de Guanajuato” prefirió entregarse al Gobierno que enfrentar al
poderoso Cartel de Jalisco Nueva Generación, organización criminal que recientemente
exhibiera su poderío bélico y de impunidad.
Y hasta la próxima.
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